Furia de los dioses, profecía apocalíptica o promesas de campaña incumplidas. Sírvase usted del designio divino que más le cuadre.
Tucumán otra vez inundada.
Muertos, heridos, evacuados y etcéteras.
Imposible saber los números reales, está vez, la anterior o la próxima.
La historia se repite tantas veces que ya es difícil distinguir si es tragedia o si es farsa.
La inundación afecta, aísla, empobrece. Erosiona las condiciones sociales de existencia y los requisitos naturales necesarios para vivir.
También destruye capitales de todas las tallas… y así, libera de algunas fricciones, a la “virtuosa” rueda de la reproducción que el proceso de acumulación requiere.
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