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Hasta que puedas quererte solo, Pablo Ramos

Actualizado: 22 oct 2023


Para los pibes que no están …

Durísima autobiografía de Pablo Ramos (Isla Maciel, 1966). Trata un tema cada vez más sobre la mesa: el de las adicciones. En este caso puntual, el alcohol y la cocaína. Lo interesante, lo novedoso y disruptivo es que lo hace desde un lugar que suele ser ignorado; el lugar de quien lo padece.


El libro arranca de este modo y siempre tiene el mismo tono:


“En noviembre de 1997, bajo el agobio de un domingo caluroso, llegue por primera vez a un grupo de Narcóticos Anónimos. Mi mujer de entonces me acompañó casi de la mano hasta la parroquia La Consolata, en La Paternal, y se volvió enseguida para cuidar a nuestro hijo, que había quedado durmiendo en el departamento, a dos cuadras de allí. Me dio un beso y me deseó buena suerte.”


A las pocas líneas agrega:


“La vida sin drogas ni alcohol es imposible, aburrida, sin sentido, mejor morir, mejor seguir igual, mejor sufrir que disfrutar de la vida sin drogas ni alcohol. ¿Cómo es eso? ¿mejor sufrir que disfrutar de la vida sin drogas ni alcohol? Así de grande es el problema, así de sutil la locura, así de oscura la condición del alma, así de incurable la enfermedad que doblega al adicto”.


La obra, llena de angustia, tristeza y sufrimiento, tiene como puntapié inicial el Programa de los Doce Pasos propuestos por Narcóticos Anónimos (que es una adaptación de Alcohólicos Anónimos). Nos va contando en qué consisten los pasos, de lo que implica, de lo que cuesta superar cada uno, de lo doloroso que puede ser y lo difícil de no tropezar. Esta explicación viene acompañada de un relato de su vida en relación a cada uno. A partir de esta forma de escribir, aborda la relación con su hermano, su padre, ex esposas, amistades, trabajos y otras relaciones. Dato clave: no tiene tono de moralina.


También queda planteado lo difícil de estar limpio y las recaídas, el tener guita pero no tener nada, el tranza 24/7 y el intentar rescatarse. Además, entre tanta mugre y oscuridad, podemos leer que el lugar dónde puede llegar un drogadicto son tres: el hospital, la cárcel o el cementerio. Siendo, en varios momentos, la única diferencia entre estos tres lugares el latir o no del corazón. Nada de idealizaciones.


Ejemplos sobre la abstinencia son los que sobran. El no tener donde ir a dormir y a la vez no saber dónde despertar. La puta que lo abraza y lo protege, el cura 2.0, la hija del juez que le pide un favor. Los hijos que no lo pueden ver y un arquero que no la vio venir. Todas pequeñas historias, todas llenas de complicidad, de narices frías y de personas reales (con nombre y apellido, aunque no los mencione) que dan esta difícil batalla contra esta mierda que te consume por dentro.



Queda plasmada la fina línea entre la religión y la espiritualidad. La fuerza de la ternura y el amor, incluso para los ateos. El poder orar a un poder superior, “ante aquello a lo que no le vamos a mentir”. Como así también la negación, la terquedad, el egocentrismo y la soberbia del adicto.


Al leer la obra, quedas consumido ante tanto dolor y resulta imposible no pensar en toda la gente que uno va perdiendo o está enroscada con este tema. Es una visita al abismo.


Abusando de que se vienen las elecciones, agregamos que el estado burgués no da respuesta a este asunto (y no nos sorprende). Basta consultar la experiencia de cualquiera con el Sedronar (hecho que no quita que haya excelentes profesionales). Tampoco es un tema que aborde el movimiento obrero organizado (quizá cuando posea un nivel de conciencia más elevado o alguien importante se mande una cagada).


La falopa se la consigue yendo a la villa o por el celular. Lo único que cambia es la calidad según cuánto puedas pagar. Un tema que se toma a la ligera a pesar de sus inmensas consecuencias. Donde se trata de igual modo el hecho de poder fumar un porrito al de darse un pipazo. Nada más alejado de la realidad. Nada más lejos de este infierno[1].


Es a partir de la literatura de Pablo Ramos que se puede poner blanco sobre negro en este tema y descartar tantas mentiras (y giladas) sin picar. Un pasito más.

***


Bonus track


1) El autor, además de otros libros publicados, se dedica a la música. Dejamos este material junto a Gabo Ferro:


2) También esta reseña de un viejo vecino del barrio, Don Julio:

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