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Izquierdas en el recuerdo. El troskoperonismo olvidado: historia de Roberto Robles y el "Negrismo"

Autor: Xavier du Talleyrand

Imagen 1: obreros peronistas en la toma del Frigorífico Lisandro De la Torre (1959). Robles aparece atrás, tapado.


Argentina ha sido (y continúa siendo) una tierra fértil para las experiencias políticas de todo tipo. Además del fenómeno específico del Peronismo, también pueden encontrarse innumerables procesos de las izquierdas a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, desde los más aventurados y vanguardistas, como lo fueron las Fuerzas Armadas de la Revolución Nacional del “Vasco” Bengochea, el Partido Socialista de la Izquierda Nacional de Jorge Abelardo Ramos, o incluso el Frente Revolucionario Indoamericano Popular de los Santucho (el cual confluiría posteriormente con Palabra Obrera de Nahuel Moreno para fundar el Partido Revolucionario de los Trabajadores), hasta procesos confusos, bizarros y olvidados, como lo es la historia del “Negrismo” de Roberto “El Negro” Robles.

Un poco de historia…


Borrado de las historias oficiales tanto del peronismo como del trotskismo argentino, el “Negrismo” fue una tendencia confusa y heterodoxa, de la cual hoy es difícil encontrar fuentes concretas; sólo sobrevive algún que otro testimonio oral, y un par de menciones en prensas y congresos partidarios. Quizás el rasgo más notorio del “Negrismo” consistió en su origen y su propuesta política: apeló (en pleno contexto de la resistencia peronista) a la necesidad de que el Peronismo revolucionario infiltrase y ´copase´ a las organizaciones trotskistas.



Imagen 2: Trabajadores de la carne durante la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre. Robles aparece atrás, asomando detrás de la columna, arriba a la derecha. Entrevistado para este artículo, el obrero de la carne Fulvio Torres nos cuenta su experiencia con Robles durante la toma del Frigorífico Lisandro De La Torre en 1959: “… la comisión directiva del sindicato la manejaba Sebastián Borro, un tipo bien cojudo. Los muchachos estaban muy calientes: iban a privatizar todo, y nos dejaban en pelotas. Las asambleas eran multitudinarias, 7000 u 8000 laburantes con fierros y piedras, y nos bancaban nuestras familias y todo el barrio de Mataderos. Nos tuvieron que desalojar con tanques, balas y camiones hidrantes. Muchos terminamos detenidos. Fue ahí, en una celda, que mientras las familias pasaban a visitar a los laburantes detenidos, el Negro Robles me dijo ´Así no va, che. Estamos en cana, pero los que vivimos solos no nos visita nadie. Así no lo vamos a voltear a Frondizi´. Yo recordaba que hacía poco se había peleado con su novia, y el pibe estaba muy dolido, pero nunca pensé que eso podría trascender y convertirse en una apuesta política”.


Sumado a las filas de la C.G.T. y a la militancia peronista de resistencia, Roberto Robles formó parte de la convulsionada vida política y cultural de aquellos años. Formoseño de origen, a sus jóvenes 17 años había migrado hacia Buenos Aires en 1954 para obtener trabajo, lo que logró al aprender el oficio de faenar carne. Su circuito afectivo y de amistades estaba compuesto exclusivamente por otros trabajadores peronistas, con quienes mantenía acaloradas discusiones. Delfino “Tuti” Martínez, albañil y vecino de Robles, así lo recuerda: “… el Negro era un tipo de acción. Bancaba el programa de La Falda de la C.G.T., pero sentía que las dirigencias de las organizaciones peronistas cabildeaban y daban vueltas. El General (Perón) se mantenía en silencio en el exilio, y los milicos nos vivían cagando a palos. Las bases estábamos para algo más. En aquellos tiempos había zurdos por todos lados, en especial los trotskistas, que venían y hablaban de clasismo y de ´Peronismo Obrero Revolucionario´. Nosotros no entendíamos nada, pero nos resultaban simpáticos estos compañeros, aunque el Negro me dijo algo clave: ´Tuti, tienen organización interna, disciplina, y por sobre todas las cosas, tienen minas. Con eso, hacemos la revolución peronista´”.


Tras el desalojo del frigorífico, Robles se mudó al barrio de Villa Crespo, y desde allí, se convirtió en una suerte de enlace entre trabajadores de la carne, visitando diariamente establecimientos en Avellaneda, La Plata y la zona oeste del Gran Buenos Aires, y reuniéndose regularmente con John William Cooke. A la vez, asistía a charlas y actividades de difusión de las organizaciones de izquierda, en donde se enteró de la táctica del ´entrismo´ esbozada por Trotsky e implementada localmente por Nahuel Moreno y la organización política Palabra Obrera dentro de sindicatos y en el Partido Socialista de la Revolución Nacional, una expresión del peronismo de izquierda. Hermes Cucciuli, su compañero de habitación de aquellos años, sintetiza sus reflexiones: “… el Negro creía que las burocracias de las dirigencias peronistas pactaban y negociaban con los milicos y empresarios, mientras los laburantes ponían el cuerpo y llenaban las cárceles del país. Eso, sumado a varias charlas con el gordo John William Cooke, y la experiencia de los Uturuncos, lo impresionaron y lo hicieron terminar de definir su apuesta política: había que hacer ´entrismo´ en el trotskismo para ´ganarlos´, adquirir su disciplina militante, su forma de organización dinámica y su fortaleza ideológica. El Negro estaba convencido que eso era un ´salto cualitativo´ frente a las indecisiones habituales de los dirigentes del peronismo y sus carencias ideológicas. A la par, el Negro venía siempre a la casa con pibas troskas, gringas rubias a la que los morochos obreros como él les resultaban irresistibles”. Logró convencer a varios militantes peronistas de base, y se integraron como ´corresponsales obreros´ de Palabra Obrera, prensa habitual de la organización trotskista homónima, que por aquellos tiempos sufría también persecución gubernamental y secuestro policial de sus tiradas, por lo cual la sumatoria de ´obreros peronistas´ al partido fue celebrada como un gran logro de la organización política. Esto se tornó en un confuso proceso, en donde planteos tácticos espejados (el entrismo del trotskismo al peronismo, y a la vez del peronismo al trotskismo) terminaron confluyendo internamente en un espacio político en común. Roberto Robles se convirtió en un hombre de confianza y consulta para Ángel Bengochea, directo de P.O., quien por cierto venía desarrollando profunda afinidad con John William Cooke.


Imagen 3: entrenamiento de militantes argentinos en Cuba, en los ´70. Pretendidamente, Robles sería el segundo desde la derecha, de perfil. El triunfo de la Revolución Cubana (1959) terminó de esbozar un escenario donde las tendencias internas en Palabra Obrera comenzaron a expresarse claramente entre quienes planteaban seguir sosteniendo la táctica del entrismo (Moreno) y quienes debatían cada vez más seriamente la lucha armada y la táctica guerrillera (Bengochea). Los viajes de Nahuel Moreno a Perú para apoyar a Hugo Blanco y las acciones insurreccionales del POR peruano (principios de 1962), y el posterior viaje de Bengochea a Cuba para recibir formación en ejercicios y tácticas guerrilleras (junio de 1962) fueron los instantes elegidos por Robles y los suyos para instalar el “Negrismo”: a través de una serie de ´plenarios extraordinarios´ se buscó posicionar a Palabra Obrera (rebautizada ´Palabra Obrera Peronista´) junto a las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas; se propuso la táctica del entrismo justicialista en el trotskismo y la izquierda en general como herramienta potenciadora del Peronismo Revolucionario; se impulsó el Troskoperonismo como superación dialéctica de la Doctrina Peronista de la Argentina ´justa, libre y soberana´; y se realizó un llamado al regreso del General Perón para ponerse a la cabeza de la construcción de la Revolución Social y Nacional.


Como hemos mencionado al inicio del presente artículo, no existen documentos físicos ni material de consulta que de cuenta de los acontecimientos generados a partir de esta intentona. Según Hernan Cucciuli, todas las actas y resoluciones internas fueron eliminadas por ordenes directas de Nahuel Moreno; Rodolfo Robles convocó a un ´Congreso Normalizador´ en Berisso, al que solo asistieron sus 16 ´corresponsales obreros´, es decir, los mismos militantes con los que se había integrado a Palabra Obrera. Esto significó el fracaso absoluto y la expulsión inmediata de Robles y su grupo.


Asumido el fracaso, buscó replegarse a sus estructuras de base peronistas, de donde lo expulsaron por ´trosko´ y rupturista. Cooke rompió su vínculo personal, y pronto su proyecto político terminó en el fracaso y el aislamiento. A partir de allí, su derrotero es absolutamente desconocido.


Versiones indican que viajó a Cuba; otras proponen que se trasladó a China o Vietnam; hasta hay quienes dicen que terminó combatiendo en Angola. Sin embargo, a los fines de la presente investigación, hemos logrado obtener información sólida sosteniendo que finalmente se retiró de la vida militante, y volvió a su natal Clorinda, en su querida Formosa. Eso sí, lo hizo en compañía de Martha “La Rusa” Lewchowska, villacrespense y ex militante del Partido Obrero Revolucionario y Palabra Obrera, de quién se dice que buscó, infructuosamente en los ´70, influir entre las poblaciones Qom para que denuncien el stalinismo y el carácter burócrático de la U.R.S.S.


Buscaremos avanzar en estas líneas en próximas entregas.

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