El F.R.E. y la vanguardia revolucionaria durante la década del 70’ en Argentina.
Corría el año 1973, Héctor Cámpora era presidente. Argentina vivía un claro ascenso de masas; las luchas se agudizaban y el periodo abierto en el Cordobazo seguía más vigente que nunca. En sintonía con el periodo, muchas organizaciones transitaban y desarrollaban la lucha armada. Aun hoy, hay muchos temas de aquellos años que se siguen debatiendo; sin embargo, hay algunos aspectos otros de los que simplemente no se habla.
La historia también es atravesada por una hegemonización de los cuerpos, pero mal que le pese a muchos, también hay una historia no hegemónica que merece ser contada.
En nuestros días, poco se sabe de la comisión interna de enanos del Circo Rodas y de su referente, Felipe Tizo. Felipillo como solían decirle, era hijo de una pareja de inmigrantes españoles y se crio en un hogar profundamente ligado al ideario anarcosindicalista. Ya de muy joven, deja el hogar y decide ingresar al conocido Circo Patapufete, y adopta el nombre artístico de Taponcito (nombre que lo acompañara el resto de su vida).
Luego de cinco años de giras, de recorrer el país de punta a punta y de ser parte de los más variados números artísticos, Felipillo decide aceptar una mejor oferta laboral y logra sumarse al ya consolidado Circo Rodas. Tenía 23 años y había alcanzado su máxima estatura: 1,20 mts.
Ya en el mentado y convulso año de 1973, un Felipillo consolidado en el Staff estable del circo Rodas toma contacto por primera vez con publicaciones Guevaristas, Trotkistas y Maoístas, que le cambian el enfoque que tenia de la realidad. Fascinado por este tipo de lectura, y recordando la formación anarcosindicalista de su hogar, Felipillo comienza a ponerse en contacto con diferentes activistas de la época: abiertamente se acerca al FAS.
Influenciado fuertemente por la figura de Agustín Tosco (a quien conoce cuando El circo Rodas pasa por Córdoba) Felipillo decide dar sus primeros pasos organizadamente, impulsando la hoy ya casi olvidada Comisión Interna del Circo Rodas; de la que fue sin lugar a dudas su más alto referente. De la mano de esta Comisión Interna, los enanos, equilibristas y payasos lograron grandes mejoras salariales, vacaciones y aguinaldo luego de la recordada huelga de diciembre del 73, huelga famosa en aquellos años por su radicalización, que incluyó ocupación de la carpa circense, piquetes armados en la entrada y finalmente un duro enfrentamiento con la policía, que incluyo cocteles molotov, ondas y clavos miguelitos. El saldo: tres policías heridos, dos de gravedad. En el enfrentamiento también resulto herido un malabarista que perdió un ojo, sin embrago frente a la dureza de la Comisión Interna y sobre todo frente a la templanza y claridad ideológica de Felipillo, la patronal cede, y Pepe Rodas decide acceder al pliego de reivindicaciones.
Y tal vez acá es donde comienza la parte más interesante y silenciada de la historia de Felipe Tizo.
Luego de tan resonante victoria, Felipillo imaginaba que le iban a llover propuestas para incorporarse a alguna organización, pero en los hechos nunca sucedieron tales propuestas y no encontró un canal que pudiera contenerlo y un espacio que quisiera sumarlo.
Seamos claros: nadie quería tener un enano en sus filas, desde los sectores peronistas decían que los enanos tenían mal aliento y traían mala suerte y hasta los diversos sectores de izquierda que sostenían que no podían incorporar a alguien más petiso que un FAL.
Felipillo quedo de este modo a la deriva; fue despedido del Circo Rodas por su perfil sindicalista y combativo y se alejó para siempre del mundo circense. Sin embargo, luego de algunos meses de tristeza, su inquebrantable espíritu lo puso de pie y le dio una nueva perspectiva desde la cual enfocar el problema. No necesitaba ninguna organización, no necesitaba a nadie, él tenía claro sus objetivos y qué hacer. Había un sector de la clase históricamente ninguneado, históricamente ignorado y él con su 1,20 mts. era parte de ese sector.
Cuando nadie esperaba nada, el 25 de mayo de 1974 se funda el F.R.E (Frente de Resistencia Enano).Una organización de carácter clandestino, Marxista Leninista de combate, que adoptaba para sí el enfoque guevarista de la guerra popular prolongada, desarrollando desde el minuto cero el problema de la lucha armada. Obviamente, esa era la idea; en los hechos, la organización nunca contó más de una treintena de enanos en todo el país.
Sin embargo y a pesar de todas las limitaciones imaginables, el F.R.E logro realizar su primer congreso, en la más estricta clandestinidad. Las tesis y resoluciones del congreso las hicieron públicas, causando una honda impresión al interior de la militancia de base, no así en las direcciones, que nuevamente los tomaron para el churrete.
Si bien hay muy pocos registros del Accionar del F.R.E, cabe recordar su más resonante acción que fue cuando coparon la comisaria N° 9 de Caraza y recuperaron varias armas para la lucha revolucionaria.
Relatos de la época señalan el hecho de la siguiente manera:
“¡Fue todo muy rápido, no tuvimos tiempo a nada, pensábamos que era joda! Imagínate nueve enanos encapuchados entrando a la comisaria con fierros y apuntándonos… al principio nos cagamos de risa (….)” señalaba el por entonces Cabo Ramírez quien estuvo presente en el hecho.
Además, agrega:
“Fue una locura, todos con voz finita diciendo ¡Viva Cuba, viva Vietnam….viva la revolución! De verdad, pensábamos que era una broma .Imagínate como nos gastaron después los de la Departamental…a ustedes solos los afanan unos enanos.”
Sin embargo para el F.R.E, esta acción los moraliza y les señala el rumbo. Comienzan a editar y distribuir su propia prensa partidaria, “El obrerito”, que les permite desarrollar toda una red de contactos en la Zona sur del Conurbano. Corría el año de 1975, y el F.R.E comienza los preparativos para su segundo congreso.
Los documentos precongresales que empiezan a circular expresan dos líneas al interior de la organización: por una lado la línea original que encarna Felipillo, profundizar la guerra popular, y por otra una línea más conciliadora que se expresa a través de Juan Carlos Gandolfi, Responsable de la Regional La Plata quien, influenciado por el Morenismo, plantea un acercamiento al peronismo y construir un gran frente electoral. Si bien la posición de Gandolfi era en principio minoritaria dentro del F.R.E, marcaría el primer indicio serio de una fractura en la organización.
Lo que hubiera sucedido, solo es materia de conjeturas, ya que el congreso nunca se pudo realizar: la fecha para el mismo era noviembre de 1975, pero en octubre de ese año, una bomba explota en la casa operativa de la regional La Plata. El saldo: el propio Gandolfi con 6 compañeros pasan a la eternidad. Si bien nadie reivindicó el atentado, todas las miradas apuntaron a la Triple A, que ya había lanzado varios comunicados condenando el accionar del F.R.E.
Otra versión apunta a la propia impericia de la regional, que manipulando el material explosivo para una acción cometen un error y terminan cagando fuego.
Sea cual fuere la causa, este hecho golpea duramente a la organización: el congreso partidario es pospuesto, para finalmente nunca realizarse.
Los últimos meses del 1975 transcurren vertiginosamente para el F.R.E: al terrible hecho de la Regional la Plata, le sucede otro evento que nunca termino de quedar del todo claro.
La versión que se presenta como la más probable es aquella que señala que en una peña, un grupo de obreros de la construcción molestan durante toda la noche a Felipillo preguntándole si era cierto eso que se decía de los enanos. Cansado del acoso y ya con varios vinos encima, el líder revolucionario decide exhibir su desproporcionado miembro a las esposas de los albañiles: estos, enfurecidos, comienzan a golpearlo duramente. Felipillo, incapaz ya de defenderse, quedó a merced de este grupo de desclasados que llegan al colmo de la violencia insertándole vía rectal varios ejemplares de “El Obrerito”. Finalmente, Felipe Tizo es abandonado alegremente por este grupo de lúmpenes en un descampado y dejado a su suerte.
Para no abundar en detalles que poco aportan, solo diremos que Felipillo es encontrado por un vecino que llama rápidamente a la ambulancia. Obviamente, es trasladado en carácter de urgencia al Hospital de la zona donde le salvan la vida, además de extraerle 7 ejemplares de “El Obrerito” del recto.
La recuperación de Felipillo es lenta, y el F.R.E prácticamente desaparece durante su ausencia, ya que por razones de seguridad nadie se animaba a acercarse al hospital. Sin la fuerte figura de su líder orientando a la organización, esta queda prácticamente disuelta; algunas células siguen funcionando de manera autónoma, pero por un muy breve periodo de tiempo. Luego de marzo de 1976, ya no queda ningún registro del F.R.E.
El hecho de encontrarse internado, hace que Felipillo no caiga en manos de la represión, pero este al conocer el destino del F.R.E cae en una profunda depresión.
Finalmente, en julio de 1976 Felipe Tizo, desaparece del Hospital sin dejar el más mínimo rastro. Nadie realizo muchas preguntas, muchos supusieron que había caído en las garras de algún grupo de tareas. Esta fue la versión que circulo durante muchos años en los ámbitos militantes. Sin embargo, algunos relatos señalan que Felipe Tizo, fue visto el 20 de Julio 1979, entrando triunfante en Managua con las columnas del FSLN.
A la fecha no hay muchos datos al respecto; sin embargo, resultan llamativos algunos documentos que señalan el accionar de “Taponcito”, un enano quilombero con acento argentino y con una yuca que le llega a las rodillas. Cualquiera haya sido el final de Felipe tizo, gloria y honor a este imprescindible de la Revolución Argentina y Latino americana.
Comments