Pocos gustan de pasear por el centro. Bueno: Hoy el microcentro, es OTRO. Comercios que ardían de gente, cerrados. Azora la quietud, la escasez de gente y de autos. Detenerse en estos lugares es, sin quererlo, preguntarse por la cantidad de conversiones con que nos sacudió esta pandemia. Nos acostumbramos a la excepcionalidad con una velocidad que pasa por alto a nosotros mismos y a nuestra percepción, otra claustrofobia en un horizonte de hiperinflación psíquica-Covid.
Para variar, la semana pasada, una pequeña empresa como BMW prometió una inversión en 334 millones de dólares que convertirá a nuestro país en el segundo productor de litio del mundo. Paso siguiente, se conformó la Mesa Nacional del Litio acuñada por el ministro de producción y gobernadores de las tres provincias del norte argentino, las cuales reúnen gran parte del litio mundial precisado para baterías de todo tipo. Prometieron que esta vez se llegaría a una industria sin costos ambientales. El commodity del litio se perfila como la nueva gasolina porque en el 2030, la fabricación de automóviles será totalmente eléctrica. Vale preguntarse además de los costos ambientales, si Argentina saldará, esta vez, su posibilidad de participar en el mercado mundial con algún valor agregado. Vale preguntarse también con qué trabajadores, si algunos pocos serán los que cobren como aceiteros o como petroleros y el resto de los trabajadores seguiremos peleando entre nosotros por laburos menos pagos, o como en este escenario previo de Fase 1, por alguna IFE digna.
Mientras bostezan los editores de cualquier multimedio de noticias ante esta pregunta: “¿Que sigue después de pagar obedientemente al FMI?”, les contamos que una compañía china productora de estos autos contrató a ingenieros para diseñar y programar sonidos, que hacen ruidos para estos autos eléctricos que no hacen ruidos. Quizás tenemos algún tipo de apego por la desgracia, quizás haya algo en esta pretensión consumista que no tolera los autos silentes. Si la felicidad va en auto, quiero que mi felicidad haga ruido, y que vaya al centro, donde todos me vean.
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