I
Los Toldos, pueblo grande del noroeste bonaerense. Originariamente, bastión mapuche. Cabecera del partido de General Viamonte. Un tal Cacique Coliqueo le arañó al Estado –a algún Estado, vaya a saber- 15.000 hectáreas a principios del siglo XX. De ahí quedó la reducción; pintorescamente exaltada una vez cada tanto. Los telares fueron introducidos por ciertas monjas benedictinas. También circulan por la región quesos de considerable fama que, tengo entendido, hacen los remanentes originarios. Siempre al amparo del piadoso escrutinio eclesial; siempre bajo el toldo del Señor.
Un monje benedictino, recuerdo –cura, abad y todo eso; se surfeó todo el escalafón- estaba de moda cuando yo era pibe, allá. Mamerto Menapace; uno de estos curas piolas. Refranero; cercano. Sabio. Resulta que gugleo y, para mi sorpresa, aún vive. Encuentro también que tiene un cuento llamado “Morir en la pavada”. Lo leo; está lindo. Una fábula cortita. Un latigazo con moraleja. Acá hay un link bien barrani; de pedo no es una página rusa:
En Los Toldos nació, además, Evita. Obviamente, gobierna un radical. Un gorilón con cara de pelotudo.
Otro aspecto a destacar es un intenso activismo anti-agrotóxicos que vibra por allá. La avioneta vuela bajo y ffffuoooooossshhh fuooooosssshhhh ffiiiiiiuuuuuu
II
Toldos infames cobijan, muy allá, en Formosa, familias que se derriten pegoteados a esa tierra acre; ingrata. Indios, también, hay a patadas. Hibridados, más o menos conscientes de su estrellado destino acá, en la Patria Crisol. Cada dos o tres años algún informe exclusivo –algún informe escabroso- nos recuerda que existen y se los revolea, así, a ver qué pasa, al gobierno de turno. Se pone de moda un rato, Formosa.
Lo cual no hace más que evidenciar que, contrariamente a lo que llora el encamisado levemente desprolijo que se sienta a arreglar el país en riguroso prime time televisivo, sí hay políticas de Estado. Asómese a ver qué onda los indios de acá, de allá y de acullá y encontrará una política de Estado con todas las letras. Memoria de siglos.
Para desengaño de nuestro amigo antropólogo, en Formosa, como acá nomás, como más allá, pululan dizque caciques que fraguan el tongo clientelar con cuanto figurón del poder cuadre. Negocian más arriba; menos abajo. Que una moto o una camioneta; a veces, una usucapión. Integración, que le dicen. Amalgama: con variantes, no son pocos los que ejercen una suerte de derecho de pernada; tribu adentro. Muchas veces, se trata de menores de edad.
III
Por abusar sexualmente de un menor de edad estuvo en cana el Bambino Veira. Una de las frases que más le celebra el puebloargentinosalud reza: “me gustaba tanto la noche que al día le puse un toldo”.
IV
En toldos patéticos suelen apilarse periódicamente las diversas organizaciones de izquierda que pululan en ámbitos urbanos. Pasa que el zonda desde arriba no para de soplar; impertérrito. Agrio. Agobiante, corta. Entonces se trata de eso: de construir un toldo donde amontonarse y cantar loas a la unidad y resistir el embate y todo eso.
Y siempre desde abajo, y siempre popular, y siempre charqueo genérico de coordinadora; dignidades, asambleario, plural, democrático. Son toldos que parecen distintos locales de “Todo x $ 2,00”. El de más acá está más pintón y vende cositas más lindas; unamononada la lámpara para el patio. Muy buena esta imitación del Power Ranger verde. Algún almohadón lindo podes encontrar en aquél otro.
Está visto: no sirven para nada. Son cosas que uno hace para hacer como que hace algo. Todos sabemos que es cuestión de tiempo para que salten a la luz pública –a nadie le afecta la vida esto; a nadie más que a sus inmediatos actores de reparto de volantes- las invectivas, acusaciones, felonías y dimes y diretes. Y atentó contra la unidad y se cortó la luz en un barrio picante de Birmania. Todo culpa de ellos; facciosos, divisionistas.
El zonda sigue soplando.
V
Las viejas nuevas tolderías de los nietos de Pincén también se agitan. El Pato Strunz se fue de Malón.
Venían haciendo recitales tributo a Hermética; banda que integraron tres de los cuatro miembros de Malón. Se adivina desde siempre que, al menos las letras, fueron siempre mayoritariamente de Iorio. La amenaza fascista que pende sobre el país, hablando macanas por Youtube con un racimo de viejos casquivanos y algún que otro cuarentón conspiranoico, se mandó hace poco un streaming pro-vida que putea al Estado, “enemigo de la libertad”.
Notable: una aseveración tal podría haber sido suscrita por Bakunin o por Marx. Sin embargo, las indignaciones las cosecha, Ricardo, por izquierda. En algún momento pasó: ser de izquierda se traduce, ipso facto, en ser estatista. Hasta la pija.
La cosa es que ese streaming, está bastante más que digno; bien hecho, bien producido, con lindas versiones y todo. El barniz de dignidad reluce cuanto más puterío y especulaciones y tiros por elevación y frasecitas taimadas se cruzan en las redes en torno a la ida del Pato de Malón.
Metal argento: 40 años de puterío. Cualquier parecido con la izquierda política es meramente casual.
Se trata de bajo qué toldito podes guarecerte; en definitiva.
Para cantar, compañero, hay que perder todo el miedo.
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