Dejo el plato de milanesas sobre la mesa y finalmente la tele se prende, pero no en Canal 26. Por alguna extraña razón aparece el programa del Pollo Vignolo. Esta con cara rara y nervioso. Hay un "último momento" pero nadie se anima a confírmalo. No se puede volver atrás de esta falsa noticia (una vez más).
Angustia, ojos vidriosos y un nudo en la garganta. No puedo hablar. Se me cierra el estómago. Mensajes por todos lados. Más aún con los del palo. Llantos por todos los rincones. "No lo puedo creer". A una le da un ataque de pánico. Shock.
¿Me quedo solo en casa y mirando la tele? Autoflagelo. Voy al Club, a jugar a la pelota. Es la mejor manera de procesar el golpe. Era lo que hubiera querido. Jugar al fútbol. Tratar bien a la Caprichosa, explicarle lo que paso. Darle un beso. Abrazarla.
Después del duchazo, necesitaba volver a salir. Demasiada angustia, demasiado dolor para estar solo. Salen unos mates en la plaza, en la parte de la canchita. Ver a los pibes jugar a la pelota, otra gran manera de homenajearlo.
Subo a la terraza a colgar la ropa. No había nada colgado, debe ser por los días de lluvia previos. Raro. Todo muy raro. Miro el cielo, entre las sogas y los broches. Es otro cielo. Esta distinto. De repente, me doy cuenta; ya no estamos bajo la misma Luna. Además, hay una estrella más brillando.
Ya te extrañamos.
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Fotografía: Colaboración para La Cloäca por @xilo.rabia - Mural por @sebacener
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