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Chiquero


"En una palabra, la burguesía se crea un mundo hecho a su imagen y semejanza"

Manifiesto de Partido Comunista 1848


Todo resulta nauseabundo.

El detalle de lo que se ha podido reconstruir sobre un femicidio íntimamente ligado al poder político peronista, ejercido en la provincia del Chaco de modo incontestable hiede tanto como el chiquero al que, presuntamente, habrían destinado los restos de Cecilia Strzyzoswski.

Los allanamientos indican que, además, igual suerte habrían corrido otros tantos: parece que los terrenos de los culpables albergan restos óseos humanos diversos. De modo que resularía una práctica habitual de la familia Sena: César, pareja de la víctima y, fundamentalmente, sus padres, Emerenciano Sena y Marcela Acuña. Líderes piqueteros provinciales, caudillejos de la miseria más miserable en una de nuestras regiones más miserables, esbirros del gobernador Jorge Capitanich.

Para más espanto, pasa como inadvertido el hecho de que la familia Sena embandere todo su despliegue, habitualmente catalogado como “obra social” (escuelas, salas de atención primara de la salud, cooperativas de trabajo) con el rostro del Che y el archibastardeado concepto de “Socialismo”.[i]


De Milagro Sala, Castells, Pérsico y luminarias por el estilo para acá, pareciera que nada de lo mencionado sorprende. Sí: un líder piquetero, otrora figura heroica del “cambio social” es hoy, para amplias capas de la población, un matón de cuarta que, con métodos diversos, contiene a la masa hambreada de los conurbanos; la organiza y encolumna en función de ciertas apetencias, de cierta “construcción” territorial que, una vez consolidada, mantendrá con el Estado -en sus diversas manifestaciones fácticas- una relación de siempre tensa y renegociada connivencia. Con los matices que quieran señalar, aquellas organizaciones que aún se reclaman “independientes” por no estar plenamente integradas al aparato de dominación y prebenda estatal también desarrollan, objetivamente, esa función. Ahí quedó tu 2001, documentalista europeo, zapatista avant la lettre.


Sí: espanta, repugna y demás…pero no sorprende.


Así es la descomposición. Hiede.



No menos nauseabundo resulta a veces constatar que se estaba en lo cierto; sobre todo cuando se trata de afirmaciones fuertes, taxativas, concluyentes. Del tipo “la descomposición es parejita”, vertido como al pasar en nuestra presentación en sociedad. A veces abruma tener razón; no es cosa de celebrarse.


Finalmente pero no menos importante, huele a recontrapodrido, a pusilánime, cagón y miserable el tonito cuidadoso que han dado al tratamiento del caso las diversas organizaciones que se arrogan el monopolio del significante “izquierda” y andan blandiendo ese escarbadientes como lanza que apuntan contra nadie. O contra los que es sencillo apuntar, claro. Los Morales de Jujuy y Bullrich y así. La diestra sin culpa, en definitiva.


Cuando en el medio hay personeros de las variadas expresiones del peronismo, que es el verdadero Partido del Orden en nuestro país, aparecen los matices, los cuidados, los verbos en potencial. Basta recorrer el tratamiento que ha dado a la causa LaizquierdaDiario.


Ni hablar de las redes sociales, Twitter a la cabeza: de las mismas usinas virtuales desde las que se ha prodigado casi gratuitamente en infinidad de casos el mote de “femicida, violador” a troche y moche y se han desplegado sucesivos linchamientos cancelatorios con o sin fundamento, hoy emana un –de nuevo- nauseabundo olor a cautela.


Y esto, ¿por qué? Fácil: porque mañana, por Emerenciano y su clan asesino, van a meter en la misma bolsa a todos o la mayoría de los dirigentes y activistas territoriales y ectétera. Por eso mismo callan, dejan pasar y no levantan la voz sobre las innúmeras circunstancias que, siendo muchísimo menos graves que un femicidio, igualmente se suscitan en el seno de las organizaciones del pueblo: clientelismo en todas sus acepciones, manipulación, maltrato, machismo en todas sus expresiones, violencia de género, abuso y venta de sustancias psicoactivas en contextos de extrema vulnerabilidad, connivencia con diferentes criminalidades “porque el territorio”…etcétera frondoso.


Porque, en definitiva, de lo que se trata acá es de vender un relato al afuera pero, sobre todo, creerse uno mismo el cuentito de que “burguesía=malo; proletario=bueno” y, en todo caso, cualquier evento que resulte disonante con la fábula, será achacado a “la corrupción” que acarrea la cooptación por parte de la burguesía y su estado piripipí. Y así, duermen tranquilos. Se compran el humo que venden.



Y no, chiquis, no: nadie está exento. No sólo la descomposición es parejita sino que la ciénaga en la cual nos pudrimos absolutamente todos, es cada vez más grande. Sigan pensándose exentos; sigan autopercibiéndose por fuera de la mancha de la historia, que no deja de ensancharse, que cuando el chiquero les haya inundado los pulmones no se van a dar cuenta.


Tal vez de la descomposición surja nueva vida. Habitualmente es así. El asunto es, siempre, cuál es la materia que ingresa al proceso de descomposición. Todo indica que el proceso será largo.


Y nauseabundo.



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[i] Notable: tan atenta anda la izquierda a la disputa “simbólica”, tan adicta al lenguaje se ha vuelto en estos últimos cuarenta años a nivel mundial, que le han afanado del bolsillo conceptos tan caros como Socialismo y Libertario. Debate para otro momento.

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