Colaboración de la Camarada Almendra, desde el agitado Oeste bonaerense
Termine la primaria en la Escuela N° 48 de Castelar sur, en medio del estallido social y político que atravesaba nuestro país.
Todavía no teníamos materias como filosofía o ciudadanía, pero el contexto nos llamaba a reflexionar. Por la tarde, asistía a un taller de pintura que nos ofrecía la escuela. Mi vieja no podía pagar ningún tipo de actividad que me gustará, por eso aprovechaba lo que el colegio me ofrecía. Participando de estas actividades, conocí más amigos y profes. En el taller siempre nos daban una consigna; dibujábamos y debatíamos. La mayoría de los alumnos, éramos del barrio. Todos éramos de familias afectadas por la crisis: falta de trabajo, comida y salud.
El comedor de la escuela no daba abasto. Una mañana, cuando al ingreso estábamos entonando la canción a la bandera, en la fila de sexto grado, cayó desmayado un alumno. El motivo era que no había cenado ni desayunado.
Esto empezó a ser moneda corriente. Eran tiempos más que difíciles. Con 13 años, mis compañeros y yo decidimos plantear nuestra propuesta a los profes y a los directivos: hacer un desayunador entre todos, donde pudiéramos también cocinar y aprender a sustentar el alimento diario de todos nosotros.
La realidad nos pegaba una cachetada y, con ayuda de los profes, se puso en marcha por primera vez una radio abierta en la puerta de la 48. En ese lugar, planteamos a los vecinos lo que nos convocaba, como nos organizamos y, al mismo tiempo, pedíamos sustento. Era la primera vez participaba de algo así. Empezamos a recibir donaciones de los locales cercanos y también de algunos profes. Logramos poner en marcha el plan. Todos los días amasábamos pan, nuestro desayuno y el de todos ... ¡TODO ESE PROCESO ME HIZO ENTENDER QUE LA ÚNICA SALIDA, SIEMPRE ES COLECTIVA! Que no estábamos solos, que a la gente le importaba que tengamos la posibilidad de estudiar con la panza llena.
Veinte años con gusto a lucha, veinte años con gusto a poco, veinte años con la piel de gallina cada diciembre …
Los malabares que hizo mi vieja para que sobrevivamos lo mejor que se podía en aquellos años. Encima haciendo la gran “come vos que yo no tengo hambre” o “me tome unos mates” .... Esos malabares de mi vieja, eran los malabares de los viejos de todxs.
A los pobres, la economía nos había dejado afuera hace bastantes años, pero, no obstante, la clase trabajadora creó una economía a base de trueque, comedores, pero sobre todo de ¡¡¡LUCHA!!!
Siempre es una mezcla de sensaciones el fin de año. Nuestra generación, que viene de ese 2001, de ese 2004 con Cromañón......
Hoy, veía otra vez, imágenes de esa Plaza con Madres y Abuelas siendo azotadas por la gorra. Ellas siempre con esa valentía, jamás pidiendo venganza sino JUSTICIA.
19 y 20 de diciembre
¡¡¡NI OLVIDO, NI PERDON!!!
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