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El Kaiser



Hace un tiempito publicábamos este material sobre uno de los mejores jugadores de la historia de la selección: Daniel Alberto Pasarrella. Como lo bancamos, como se viene el mundial y porque pinto, lo subimos a nuestra página y lo seguimos difundiendo. No se olviden, sabe cuánto pesa la Copa del Mundo.


*


(En su momento) Escuchamos por ahí que El Kaiser Passarella está muy enfermo.


Se nos viene a la cabeza la anécdota que cuenta "El ciego" Signorini sobre una bronca entre Diego y él en 1986, en la mítica concentración del América. Son tantísimos los rumores al respecto; a cual más diverso.


Una de tantas habladurías cuenta que antes de comenzar el Mundial y con la Selección de Bilardo en México se desarrollo una interna entre "Menottistas vs Bilardistas"; quizás la primera en la historia de estas dos escuelas canónicas del futbol Argentino.


En el revuelo en el río, el Doctor, cómo bien oportunista, habría tirado la caña: consiguiendo pescar a Diego e incitándolo a resolver la situación entre pares.


En un momento dado todo termina en un Maradona vs Passarella. Situación resuelta por Bilardo como antesala del bidón (en realidad era una botella de Gatorade) de Branco cedida por el inolvidable Galíndez.


Refiere el ciego que en un momento Diego le dice "Passarella es un cagón..."


La respuesta fue un rayo, un reflejo: "¡No, para! De Passarella podés decir lo que quieras; que no te gusta como juega, que no es un buen tipo... pero si hay algo que no puede decir de Daniel Passarella es que sea un cagón."


Quizás esa forma de jugar -y de afrontar la vida- fue lo que lo llevo años después a chocar con Don Julio Grondona y ayudo a que River jugara en la B; quizás fue solo una manito más, quizás no.


Lo cierto es que dos de los cinco mejores futbolistas profesionales que ha parido nuestro país quedaron divididos, a partir de ahí, para siempre. Cabe preguntarse qué tanto no fue también, a su manera y con sus pormenores, Diego un espejo de Daniel en este sentido. Tercos, fuertes y visitantes recurrentes de cierta -comprensible- soberbia, cualquiera podría ponerse a indagar aspectos en común entre ambos gigantes. También huelga decir que, por carisma y mil otros aspectos que lo hacen único, Diego ganó por goleada, por aplastamiento incluso, la batalla por la popularidad. Y eso también resulta completamente humano; completamente comprensible y, digamos, normal.


Lo que siempre llamó la atención de aquella interna en la concentración del América de México es que Diego siempre fue un menottista confeso y el Kaiser un firme defensor del "Catenaccio". Acaso por esto último fue héroe en Italia incluso antes que Diego. Era amo y señor en defensa e implacable en ataque. Jamás erró un penal y totalizó 134 goles repartidos entre Sarmiento, River, Fiorentina, Inter y, de nuevo, River. Segundo, aún hoy, detrás del holandés Koeman. Único jugador argentino campeón mundial en dos ocasiones; cierto es que no jugó un minuto en el ´86. Se habló de un misterioso virus gastroenterológico, presuntamente relacionado con el agua de México. No faltaron las especulaciones "bidoneras" que resuenan hasta hoy.


Cabe preguntarse, por último, en qué medida no ha sido, Passarella, un cancelado en la historia de nuestro fútbol. Y como nos gusta joder, elegimos la ocasión para plantar la reivindicación de un cancelado. De Diego todavía no nos sale escribir. Ya llegará. O no. No importa. Veremos.


En este ostracismo que aparentemente eligió, cunde esta terrible noticia; incluso se menciona que se cuenta poco que son muchísimos los deportistas que padecen Encefalitis Traumática Crónica como resultado no deseado de sus años en el profesionalismo. Temitas a considerar por parte de los que nos fascinamos embrutecidos exigiendo muchas veces lo imposible a simples seres humanos que defienden nuestros colores en la cancha.


En definitiva, algo resulta cierto: de Passarella se pueden decir muchas cosas, menos que haya sido o sea un cagón.

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