Colaboración del Camarada Amílcar, desde las profundidades de la Provincia de Buenos Aires.
Hay un proceso social que tiene dos tipos de reacciones, algunos lo desmerecen y otros lo aplauden y festejan. El cine como toda mercancía en el capitalismo es portadora de ideología; sus discursos y técnicas no son ingenuos.
Un ejemplo: no es lo mismo ver una persona desde arriba que desde abajo, de costado o de atrás. ¿Y cómo se expresa esto en el lenguaje cinematográfico? cuando en el cine se quiere mostrarle al "consumidor/espectador" un personaje en posición de debilidad o desfavorable se utiliza la técnica de picado, desde arriba, con el personaje abajo haciéndolo diminuto a los ojos de los espectadores y del resto de los personajes. Para el caso opuesto, cuando se quiere mostrar al personaje de forma fuerte, dominante, se lo hace con la toma "contra-picado" es decir desde abajo y en diagonal, volviendo al personaje ante los ojos del espectador alguien inmenso, fuerte.
Ahora imaginemos lo siguiente : existen un sinfín de films que son hechos directamente para sugestionar a los espectadores y consumidores, para acentuar ciertos rasgos propios de esta época de producción descentralizada y ultra explotación, que son pagados (sostenidos) con niveles de consumo altísimos y, además, caros.
Hoy lo que forma el individuo arquetípico de esta sociedad es un consumidor individual, acorde con las políticas burguesas liberales pos-Fordismo que empezaron a ser hegemónicas en la sociedad a partir de los 80´. Porque hay que decirlo claro, desaparecida la Unión Soviética y el peligro de la revolución socialista, desaparece el estado de bienestar capitalista. El estado de bienestar nació y murió con la URSS, como su contrapeso en la balanza.
Entonces nos encontramos en una sociedad que a través de la música, la literatura y el cine expresaba desde los años 50 un enemigo único; El comunismo ¿y cómo lo hizo el capitalismo? En principio en dos frentes. Por un lado de forma burda, vulgarizando contenido: los comunistas se comen a los nenes crudos, son feos y malos. Por otro lado, financió sectores intelectuales a nivel internacional para generar una crítica más bien destinada a la base progresista y pequeñoburguesa del comunismo a nivel internacional, mostrar sistemáticamente el autoritarismo del comunismo: Stalin, Mao, etc son dictadores despiadados. Florecieron así los Arthur Koestler, los Herbert Marcuse, los Jacques Lacan, Los Theodor Adorno, padres de los "modernisimos" (Pos modernisismos para ser más exactos) Jean-François Lyotard, Jean Baudrillard, Michel Foucault, Cornelius Castoriadis, Tony Negri, Jacques Derrida, Louis Althusser, Slavoj Žižek, Judith Butler, etc.
Todo esto se cruzó e influyó a la industria del cine norteamericano que pasó a partir de fines de los 80´ a ser un negocio para la venta de mercancías alrededor de la película. El nuevo Hollywood, fundado por Martin Scorssese y Steven Spielberg.
La ciencia ficción y la historia se entremezclaban para darle un nuevo significado, uno obviamente donde Estados Unidos era el gran vencedor y proyectaba (en términos freudianos) todas sus miserias en sus enemigos derrotados, los cuales ya no tenían forma de defenderse.
Retomamos: si el cine no es ingenuo en su técnica y en el discurso que le trasmite a los operarios y consumidores que fungen en el papel de espectadores ¿por qué no tendría esta mercancía una ideología? ¿Y por qué la burguesía haría propaganda de una ideología y políticas que le son contraproducentes, contrarias? Los activistas, militantes, intelectuales que aplauden las expresiones políticas en la industria Hollywoodense, ¿Qué aplauden?.
Tomemos algunas películas icónicas de los últimos años, donde priman las películas de súper héroes extraídos de comics de la poderosa industria gráfica Norteamericana:
En las películas de Batman (The Dark Knight) hechas por Christopher Nolan, el metalenguaje es claro, hay fuerzas estatales corruptas, hay burgueses corruptos, pero siempre hay un rico altruista ( Bruce Wayne) que nos salva y mantiene el orden, purgando tanto las deformaciones estatales como al peligro externo de un anárquico psicópata (El Joker) o un revolucionario (Bane) que quiere destruir la sociedad desde sus cimientos, con un discurso bastante parecido al de los Marxistas revolucionarios de las décadas anteriores.
En realidad estos nuevos villanos buscan, de forma cínica, asesinar en masa a toda ciudad Gótica (Gotham City): se presenta al discurso revolucionario como perverso y oscuro. Tiene dobles intenciones; busca llevar a toda la sociedad al caos. Esta historia es acompañada por el personaje loable del teniente James Gordon (Gary Oldman) como fiel socio en la búsqueda de orden y justicia, el policía bueno de la cinematografía yankee que nunca puede faltar, obviamente junto a la bandera de franjas y estrellas.
Tomemos otro ejemplo de película "polémica" aplaudida tanto por la crítica como por el progresismo bien pensante a nivel mundial: en “El Guasón”, el mensaje final es:
“Las insurrecciones y motines populares pueden empoderar esquizofrenias individuales y colectivas y terminan con psicópatas como dirigentes”.
El final de la película es toda una declaración en sí: ¡Cuidado! las víctimas de esta sociedad pueden hacer de la misma un lugar peor.
Ya no es como a finalws de los 80´ donde Rambo III abiertamente mostraba a los Soviéticos como sucios, desaliñados, transpirados, gordos y ebrios que disfrutaban matar a los pobres muyahidines afganos (dato de color: en la película se reconoce cómo EE.UU traficaba armas en Afganistán) para desestabilizar al gobierno y presentar el conflicto interno como "El Vietnam Soviético": este es el disparador para que Rambo visite Afganistán de forma clandestina.
Siglo XXI: ahora la bajada de línea viene mucho más edulcorada, ya no hace falta poner al comunismo abiertamente como el enemigo, la URSS ya colapsó y difícilmente pueda resucitar, y si pudiera mejor ayudar. La subjetividad sobre la necesidad de reorganizar la sociedad bajo una forma socialista este lo menos presente posible, reprimirla en la conciencia de los individuos antes que se exprese.
Y es en este punto que entran nuevamente los amigos posmodernistas y su prédica constante multiplicada tanto por los medios de comunicación, la literatura, el cine y academias universitarias.
Un buen ejemplo de esto es Matrix: Resurrecciones (2021).
Matrix (1999) nos decía en su primera edición que vivíamos engañados en una eterna enajenación y fetichismo de la mercancía, dentro de la cual los humanos éramos utilizados como combustible de un sistema perverso: hasta acá un discurso contestatario y planteado desde la ciencia ficción, sin embargo la única forma de despertar era a través de El Elegido. Ahí, señores, estaba el huevo de la serpiente: se caía en la espera individualista, el héroe prometido.
El resto simplemente éramos unos pinches huevones que no nos quedaba más remedio que resignarnos a que venga Neo y nos salve (despierte) de un sistema que al parecer era mejor que la realidad, una especie de "alegoría de la caverna" de Platón invertida.
Pero esto cambió en su última entrega (2021) que viene cargada de la ideología predominante en la sociedad actual, el liberalismo en su versión posmoderna. Pareciera que la nueva Matrix para "Centenials" es una reversión forzada, demasiado, donde la ideología campea y choca contra posiciones reaccionarias de sectores del público que ya conocían la historia original.
Quizás la disputa sea ahí, en las nuevas generaciones, establecer una subjetividad propia mucho más radical en su faceta de reivindicación individual del sujeto, el "yo" sobre el "nosotros".
El tema central de la película es el binarismo, el patriarcado; no el sistema perverso, sino el patriarcado. Esto se expresa en forma específica al plantear la opresión de Trinity: tener hijos y ser esposa. El problema de Trinity no es trabajar, es ser madre y esposa.
La película aburre por motivos diversos, entre ellos intentar forzar una historia diferente dentro de un universo ficticio ya delimitado con anterioridad. También aburre por su velocidad a un treintañero, quizás para las generaciones más jóvenes sea hasta un poco lenta.
Llegamos a este punto:
Se festeja el feminismo en películas y televisión, en redes, música, etc. Bien, alguien se puso a pensar ¿por qué? ¿Por qué la burguesía propagandizaria una ideología que le es contraproducente? ¿Por qué la academia burguesa (universidades) gasta tremendos presupuestos en cátedras y charlas para fomentar en un sector de la juventud el feminismo? ¿Es acaso suicida la burguesía?.
¿Por qué sigue demonizando a la Unión Soviética y el comunismo? ¿Por qué no hace Hollywood películas donde los rusos fueron los héroes? ¿Por qué no se propagandiza el Marxismo en las universidades? Preguntas que seguramente no tendrán respuesta en la intelectualidad oficial tan recurrente en los medios de comunicación de toda índole. Mientras tanto, Chuck Norris o Ivan Drago(hay que decirlo) tenían mucha más onda.
¿Realmente a nadie le llama la atención el individualismo de la ideología Queer (raro), el crecimiento del Liberalismo político y económico, a la par del proceso de producción capitalista y la desintegración de la familia mono-nuclear como célula del sistema de consumo y producción capitalista? No son ingenuos, son capitalistas. No seamos boludos.
Esto parece no interesarle a nadie, o como está de moda decir, se naturalizo y mañana la "batalla cultural" será quizás por otro medio de propaganda, porque el cine se perdió como lugar de disputa, hace ya bastante tiempo.
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