“Quién me iba a decir que el destino era esto”
Mario Benedetti
En un material anterior hemos analizado la situación de los pibes y las pibas[1] en la República Argentina. En esta oportunidad, intentaremos hacer los mismo con los/as jubilados/as y pensionados/as del hermoso país donde nos tocó nacer.
En el sistema previsional, incluyendo jubilaciones y pensiones[2], hay en la actualidad 6.690.316 beneficiarios. Dentro de este número se observa que 5.115.373 son jubilados (76,46%) y 1.574.943 pensionados (23,54%).
Del total de jubilados y pensionados, 4.189.317 (62,61%) cobran (con o sin moratoria) la mínima o menos, la cual es de $37.524,96, una miseria que roza, por debajo, los $38.756 que el INDEC le otorga a una canasta básica total. Que se cobre la mínima o menos se explica porque 3.070.120 (45,89%) de beneficiarios cobran con moratoria (2.887.768 son jubilados con moratoria y 182.352 son pensionados con moratoria). De estos números se desprende que solo 1.119.197 (16,72%) de este grupo cobran la mínima o menos sin moratoria (360.913 jubilados sin moratoria y 758.284 pensionados sin moratoria). Dato de color (negro), 495 argentinos cobran $1.200.000 o más.
No hace falta ser un intelectual en nada ni mirar la canasta de pobreza e indigencia del INDEC para darse cuenta que son jubilaciones y pensiones de miseria, de que no alcanzan para nada. Tampoco de que solo hay dos maneras no caer en la desgracia de ese día cuando seas descolado mueble viejo: que te ayude algún familiar/amigo para tratar de no morir o sin más, morir, pero eso traería otros inconvenientes, como pagar remedios que PAMI esquiva o pagar el sepelio para lo que ANSES solo cubre 15 lucas.
Para seguir desmenuzando, si dividimos por sexo, se observa que hay 1.922.390 hombres jubilados, de los cuales cobran con moratoria 835.903 sin moratoria 1.086.487. Dentro de los pensionados hay 256.755, de los cuales cobran con moratoria 52.236 y sin moratoria 204.519. Dentro de las mujeres hay 3.327.150 jubiladas, cobrando con moratoria 2.585.255 y sin moratoria 741.895. Las Pensionadas son 1.374.339, de las cuales cobran sus haberes con moratoria 151.886 y sin moratoria 1.222.453. Para nada sorprende que dentro de la miseria planificada las más perjudicadas sean las mujeres.
Los regímenes especiales de jubilación son los primeros en la fila cuando funcionarios y los medios hablan de empezar a “revisar”. Avancemos un poco en este sentido para ver por sector la cantidad de beneficiarios y cuanto cobran, estos regímenes están compuestos por: Docentes no Universitarios con un total de 168.051 beneficiarios y un haber medio de $121.595, Luz y Fuerza con 34.639 y $129.157, Investigadores Científicos y Tecnológicos con 8.855 y $282.542, Poder Judicial 7.178 y $619.300, Docentes Universitarios Nacionales con 9.177 y $164.915[3], Servicio Exterior con 659 y $716.328 y por último, Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) con 656 y $205.016. No hay que ser ingeniero nuclear, ni astronauta, ni politólogo para saber quiénes poseen las jubilaciones más bajas. Tampoco para saber a quién se va a atacar en primer lugar mientras se critica públicamente a otros.
Si tomamos como variable de análisis las provincias, las jubilaciones más altas se encuentran en la Patagonia. Casualmente, la más elevada es en Santa Cruz con 23.653 beneficiarios y un haber promedio de $97.317, Tierra del Fuego con 12.467 y $ 95.886, Chubut con 70.963 y $91.069, Rio Negro con 122.131 y $87.809 y, por último, Neuquén con 66.265 y $84.007. La más baja del país es en Formosa con 48.474 beneficiarios y $42.443 de haber promedio, Chacho con 112.188 y $44.936, Misiones con 120.438 y $45.761 y Corrientes con 121.381 y $46.465. A la provincia de Buenos Aires, campo de todas las batallas, corresponden 2.609.991 beneficiarios y $53.947 de promedio. CABA, lugar donde atiende Dios en nuestro país, 737.695 beneficiarios y $74.897. No llama la atención que en el sur se encuentren las jubilaciones relativamente más altas, ya que el traslado de mercancías hasta aquella zona, aumenta los costos de vida. Tampoco que en parte del norte y el litoral estén las bajas; lejos de algún tipo de renta de donde morder, recursos naturales, etc.
Como de manera sencilla observa y reflexiona el curioso y atento lector/a, la jubilación en la Argentina contemporánea lejos de ser un derecho de la clase trabajadora, es un castigo, cada vez más parecido a un subsidio, a un ayudín, que a una manera digna de garantizar la vejez o el descanso luego de tantos años de pelarse el lomo laburando. Más aun cuando con las moratorias se pone sobre la mesa la cantidad de trabajo en negro reinante en nuestro país desde hace, por lo menos, 30 años, con patronales que no hicieron sus aportes y con trabajadores, y sobre todo trabajadoras, que accedieron al único modo de vender su fuerza de trabajo para poder llenar la olla, o por lo menos intentarlo.
Aunque parezca ridículo, absurdo y sin sentido, el sistema previsional es atacado desde los medios de comunicación por jetones de trajes y mujeres bien maquilladas. Pero ojo, no lo hacen porque ser viejo y ser pobre son casi sinónimos, se lo crítica por ser “insostenible” porque se come gran parte del presupuesto de cada gobierno de turno. Siendo señalado como una de las “trabas” que hipotéticamente impide que la economía pueda crecer y que el país se desarrolle. Por su parte, el FMI viene solicitando, como siempre, las mismas reformas estructurales de recorte de las jubilaciones, pero si este sistema otorga jubilaciones miserables a laburantes que aportaron tantos años, ¿qué quieren modificar? ¿Qué características tiene el capitalismo argentino que los viejos (y los jóvenes) la pasan para el orto? ¿Quiénes son los perdedores? ¿Quiénes son los ganadores?
Considerando que la jubilación se basa en un sistema solidario de reparto en el que los trabajadores activos aportan a las jubilaciones y pensiones, ¿qué va a ocurrir en el futuro de las relaciones laborares? considerando que cada vez la esperanza de vida es mayor al igual que el trabajo no registrado. ¿Cómo se va a garantizar el derecho a jubilarse?[4] Ni el más cabeza de novio puede obviar que los trabajadores activos, pendientes de análisis, también la pasan para el orto. Es decir, el problema en su totalidad es grave en la actualidad y promete aumentar a futuro.
Como cierre recordamos que estuvo la formula macrista y la “derrota digna” en el congreso con lluvia de piedras. Después vino la formula K para calcular las jubilaciones. Muchos de los que estuvieron resistiendo afuera en un primer momento, luego fueron funcionarios que votaron en una segunda instancia. Discursos de un lado y discursos del otro. Formulas y porcentajes, la RIPTE[5], la inflación y el Índice de Precios al Consumidor (IPC), los aumentos por decreto y la mar en coche. Insistimos en que la forma no tape al contenido: jubilaciones de pobreza y miseria. El problema de vender humo, es cuando vos mismo te lo compras. Cuando la realidad material dice una cosa y las bellas palabras dicen lo opuesto.
Lo que podemos asegurar desde el glorioso Comité Editorial es que en la democracia de la burguesía y sus representantes -peronistas, radicales y liberales, es política de estado cagar a los jubilados.
Aguante Norma Pla.
----------------------------------
[1] Les pibes, ¡hasta las manos! Leer en: https://lacloacawebzine.wixsite.com/misitio/post/les-pibes-hasta-las-manos [2] La información utilizada proviene del Boletín Estadístico de la Seguridad Social (BESS), el cual posee esta información, y mucha más, actualizada a junio 2022. [3] Los docentes universitarios y las universidades nacionales siempre son complicado para todo. Copiamos los datos acá por una cuestión de facilitar la lectura: Sin prestaciones de otro régimen $164.915, Con prestaciones de otro régimen En simultaneidad $206.211, Con prestaciones de otro régimen En haber integrado $261.975 [4] Es interesante el caso de Sergia Lazarovich en la Provincia de Salta ocurrido unos pocos años atrás. [5] Remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino
コメント