En las ciudades uno vive apurado. Más allá del encierro actual, el tiempo no alcanza ni alcanzaba para nada. Esa dinámica se exporta hacia las cuestiones más diversas de la vida cotidiana. Un ejemplo de esto es la alimentación. Generalmente la comida sencilla, rápida y pre elaborada domina el menú diario y alimentarse bien no suele ser ni fácil, ni habitual, ni económico.
Como en algún momento lo observó Beatriz Sarlo, el periodismo, en su variedad de formatos y vehículos, tiende a ser un gran productor de fast food o “comida rápida”, saciando las “ganas de comer” algún tema o incluso, dando de comer cuando no hay necesidad. Como en todo aspecto, el exceso intoxica y es perjudicial.
Siguiendo con esta analogía, al menos en mi familia, se le dedica un poco más de tiempo a la cocina en fechas especiales como cumpleaños, navidades o fin de año. En esas épocas mi madre y mis abuelas pasaban horas en la cocina dando forma a complejas recetas que dan como resultado alimentos abundantes en cantidad y calidad.
En ese sentido, la disciplina histórica representa una serie de conocimientos y aptitudes que podrían ser equiparados a los de un chef, el cual a priori debería estar capacitado para constituir una gran variedad de recetas de gran complejidad de sabores y preparación. En este caso, el historiador sería un chef y un sommelier, alguien que prepara complejos platos pero que también tiene la capacidad de degustar y describir una preparación.
La receta palestina
Así como comer no siempre es alimentarse, leer notas periodísticas no es informarse. En el caso de Palestina nos llega información a través de los medios de comunicación que está pre procesada, industrializada y cuyo formato permite una rápida ingesta y cuyo formato da la apariencia de ser “la verdad”.
El 14 de mayo de 1948, un movimiento político cuyo origen se remonta a la Europa de finales del Siglo XIX, está llevando a cabo un proceso de colonización en el mediterráneo oriental, en lo que se conocía en ese entonces como Palestina. En esta fecha, dicho movimiento provocó la expulsión de 700.000 nativos y borró del mapa a 500 aldeas.
El Movimiento Sionista tiene, desde sus orígenes en 1897, determinados objetivos y características: dice representar a los judíos de todo el mundo, tiene un perfil colonialista, nacionalista, y dice tener la solución a la “cuestión judía”, que por aquel entonces giraba en torno a los continuos ataques antisemitas que los miembros de esta religión sufrían en toda Europa. La solución a este problema propuesta por el sionismo era la creación de un Estado exclusivamente compuesto por judíos en Palestina. ¿Por qué en Palestina?, porque según la construcción histórica de este movimiento, la población judía tiene el derecho de “volver” a ese territorio, trazando una analogía y una continuidad histórica con el Reino de Israel, descripto en el Antiguo Testamento. Pero, el “problema” para este movimiento era que dicho territorio ya estaba ocupado y vivían poblaciones (mayoritariamente de confesión musulmana) desde hace milenios.
Según una determinada línea de investigación histórica llamada de “Colonialismo por Asentamientos”(1), la creación del Estado de Israel es un hecho colonial, en donde se buscó reemplazar a la población nativa por inmigrantes, la cual en las primeras etapas privó a dichos nativos de su tierra y de trabajar. Por las dudas, se aclara que dicha línea de investigación está conformada por profesionales sociólogos e historiadores de las dos nacionalidades: palestina e israelí.
Del lado palestino, y derivado de algunas particularidades sociohistóricas de la región, dicha población fue desarrollando una identidad multicapas, un tanto más compleja a lo que se podría encontrar por occidente. La variedad de potencias que han ocupado la región hicieron que las lealtades y las identidades también sean múltiples y complejas. Así, un habitante de una ciudad palestina se identifica con su familia, con el lugar donde nació (el cual muchas veces pasa a formar parte de su apellido), con los jefes locales, con su religión, con su lengua árabe, con su tierra y si este fuera politizado, con una determinada ideología que le dé una visión de su vida y el mundo.
Las estrategias de resistencia que la población nativa fue desarrollando fueron variando desde que vislumbraron un futuro problema en el proyecto sionista a principios del siglo XX. Cuando los otomanos pierden la Primera Guerra Mundial, Palestina cae bajo el control británico. Incluso antes de la victoria, en 1916, los británicos le prometen Palestina al movimiento sionista dando a lugar un documento llamado “Declaración Balfour”. Recapitulando, Gran Bretaña le ofrece el control de un territorio que no controlaba a un movimiento político que no vivía en ese territorio. Por aquel momento, el proyecto sionista empezó a discutirse entre las elites políticas palestinas por medio de la novedosa y masiva prensa escrita.
Mientras tanto, la inmigración judía, impulsada fuertemente por el movimiento sionista, era continua y masiva. La resistencia nativa incorporó el recurso armado al político y la espiral de violencia comenzó a crecer. En los años 1936 al 39 se produce un levantamiento masivo y sangriento contra el mandato británico que gobernaba Palestina y contra el proyecto sionista.
Los esfuerzos bélicos de la Segunda Guerra Mundial dejaron al Imperio Británico pidiendo la hora. La situación en Palestina se hacía insostenible. En este contexto, los británicos le pasan la brasa caliente palestina a las Naciones Unidas, recientemente creada. La ONU barajaba dos opciones: la primera, realizar un plebiscito entre la población para conformar un gobierno con representación proporcional de la inmigración judía y la palestina; la otra opción era partir el territorio en dos para formar un Estado palestino y uno judío. Se impone arbitrariamente la segunda opción (apoyada en gran medida en la culpa europea por el genocidio nazi) y lógicamente en ese contexto, los representantes palestinos rechazan la partición y deciden resistir por vía armada.
Lo que se conmemora el 14 de mayo es la Nakba, que significa “catástrofe” en árabe. Hoy, aquellos 700.000 expulsados se convirtieron en 5 millones, en su mayoría dispersos por campos de refugiados de Líbano, Jordania y Siria.
Estas breves líneas pretenden resumir los acontecimientos más importantes previos a la Nakba. Si bien hay miles de aristas que pueden agregarse, la idea que la línea de investigación de Colonialismo por Asentamientos pretende exponer es que la Nakba no es ni un punto de partida ni un punto de llegada, es un hito en la historia de la colonización de Palestina por parte del movimiento sionista, que sigue ocurriendo en el presente.
La mesa está servida
Dado el derrotero histórico brevemente expuesto, es lógico el perfil político que hoy tiene el Estado de Israel. Una de las matrices operativas del sionismo puede resumirse en “fuerza y oportunidad”: Israel es hoy una potencia nuclear, militarmente indiscutible, y siempre da el golpe en el momento justo. Otra característica evidente es la firma de “tratados de paz” como herramienta para consolidar lo ya conquistado, como los Acuerdos de Oslo de 1993… hasta encontrar la nueva oportunidad para seguir avanzando. Hoy, la población palestina vive bloqueada en Gaza, bajo control militar en Jerusalén o Cisjordania y siendo ciudadanos de segunda clase dentro del territorio israelí.
Para finalizar, la mayoría de los investigadores que se suscriben a línea de investigación de Colonialismo por Asentamientos proponen, como solución, la confección de un Estado binacional con igualdad de derechos para todos sus habitantes. Pero esto va en contramano del ADN que el sionismo imprimió al Estado de Israel: fue pensado como exclusivamente judío.
Esto fue sólo la entrada del menú palestino. La profundización en el tema requiere un rol activo del comensal en buscar y asimilar conocimientos. Los aniversarios son para comer bien, no consuma comida chatarra.
NOTAS
1- Schlomo Sand, Gershon Schafir. Gabriel Piterberg, Nur Masalha, Ilan Pappe, Salman Abu Sitta, Walid Khalidi son algunos de los cientistas sociales que forman parte de esta línea de investigación.
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