Melingo, en Café Berlín
- lacloacawebzine
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Actualizado: hace 2 días

Arranca el fin de semana largo y llueve. Cómo corresponde. Paragua, medias mojadas y colectivo para llegar y entrar.
Vestido todo de negro. Casi elegante con un pantalón de vestir, camisa y zapatos. Un buen sombrero. Va y viene sobre el escenario teñido de rojo. Los dedos se retuercen mientras acompañan a los brazos. Desde un rincón controla todo, hasta el público.
Sentado en una mesa, con una copa en mis manos, puedo escuchar respirar al bandoneón, latir al contrabajo y reír a la guitarra. También el monólogo del clarinete y los pasos de la flauta dulce. Altos músicos. Un lujo.
Canta sobre pérdidas y partidas. Del derrotado y del enamorado. De narigones perseguidos por la luna y de tristes melodías. Del barrio, del arrabal y que a éste le fue muy mal. De guapos y compadritos, de lágrimas y ceniceros llenos. De conventillos y de milongas. Todo bien linyera.
Recién llegado de París, hace poco grabó con el Dr. Álvarez a pesar de su estado frágil de salud, espiritual y legal (cualquier animal hubiera hecho lo mismo). También con Pablito Lescano. Incluso anuncia trabajos con Calamaro y Fito para más versiones de sus tangos bajos. También hay una película que promete en agenda.
Café Berlín es un lugar que merece ser conocido y vivido. Por un lado tiene esa cosa cabaretera de los '20, es como viajar en el tiempo. El ubicarse en sus pequeñas mesas. Sus cuadros de Sosa, Paco, El Flaco y muchos más artistas decoran las paredes. Su pequeña barra y el piano de cola. Por otro lado, su pequeño espacio, que brinda intimidad. El poder ver a los músicos y sus instrumentos. Incluso hasta sus acordes y gestos.
La pizzería José es un lindo lugar para cerrar la noche con un moscato y una de muzzarella. Quizá alguna empanada y casi seguro una faina.
PUNTAJE: 4,25 / 5,00 GAMARRAS


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La primera foto es de @celica_cuello
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