“Esa niñez yo la viví en un ambiente de izquierda, los pobres siempre fueron de izquierda…siempre fuimos rojos…”
Elevarse de la tierra a los cielos a través del arte, sin olvidar las raíces, la esencia.
Llevó tal vez más tiempo del deseado este pequeño acercamiento a la obra y a la persona de Pedro Lemebel. Por ahí está la cosa: tratar insensatamente de dividir la persona de la creación. Contar dos historias cuando persona y obra son una unidad; una misma bandera. Uno sin dudas está domesticado. Trata de ordenar todo y, precisamente – insisto-, se trata de acercarse a un ser multifacético, fascinante, subversivo, honesto, visceral y, sobre todo, desbordante de sensibilidad. Porque si hay algo que destacar es la enorme belleza y sensibilidad en la obra y el relato de Pedro Lemebel. Él le pone color y poesía a un Chile marginal; al submundo prostibulario de las travestis de Santiago; a los pobres y excluidos.
Cabalgando el apocalipsis.
Como en todo, siempre hay algún principio, pero no vamos llenar de datos cronológicos este pequeño escrito. Simplemente señalaremos que, como hijo de laburantes, el joven Pedro no la paso nada bien. Conoció la miseria familiar y padeció la hostilidad de sus compañeros de estudio. Luego haber egresado como profesor de artes plásticas, ejerce por muy breve tiempo la docencia hasta que es expulsado de los dos liceos donde enseñaba. Obviamente, el hecho que fuera homosexual fue determinante para ser expulsado de sus cargos. Nunca más volvió a enseñar en ámbitos oficiales.
Corrían los primeros años de la década del 80’ y Pinochet reinaba en Chile. Sin embargo, en el ámbito del arte y la cultura, el piso se empieza a mover (cuenta la leyenda que hubo una época en que el arte y la cultura tomaban partido, levantaban banderas y, por sobre todo, no eran ámbitos fríos, mediocres y miedosos). Pedro comienza a tomar contacto con talleres literarios y ámbitos contraculturales opositores a la dictadura. Transitar esos ámbitos de izquierda tampoco era una tarea sencilla: ser puto pesaba, y mucho.
Año 1986, reunión de la izquierda Chilena. Izquierda que no terminaba de aceptar la homosexualidad de Lemebel. La historia cuenta que Pedro llego a la estación Mapocho, con sus zapatos de taco alto, con la hoz y el martillo pintado en su rostro, y leyó por primera vez en público, su Manifiesto “Hablo por mi diferencia”. Un texto brutal, honesto y de una valentía que cuesta encontrar en estos días. Dejó a los asistentes perplejos. Incluso, a más de 30 años a de aquel hecho, el Manifiesto sigue siendo un texto sobrecogedor y un mazazo en la cabeza de quien lo lee. Andá a buscarla al ángulo, progre.
Pedro Lemebel nunca renunció a luchar por un pedazo de cielo rojo para todos los niños que nacieran con una alita rota y que finalmente (en ese cielo), pudieran volar. Pedro no anda con vueltas y nos habla del travestismo proletario. Siempre la cuestión de clase presente: a ellos les habla, a ellos les dio su última cena en la Calle San Camilo y, como él mismo relató:
-Regalarles un paseo de la fama, un Hollywood pobre…tenían ese imaginario en esos años y llenamos de estrellas toda la calle, de estrellas fosforescentes, por supuesto que invitamos a toda la gente de la contracultura de ese momento…y cuando estampamos la última estrella…se produce un apagón en todo Santiago, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez hizo un apagón…se apagaron todas las luces, lo único que quedo prendido fueron las estrellas de San Camilo….
Pero nos estamos adelantando, ya que esta última cena en la calle San Camilo, fue por el año 1989, cuando las Yeguas empezaron a cabalgar algunos años antes. Estamos hablando de la Yeguas del Apocalipsis, el colectivo artístico-cultural que conformaron Pedro Lemebel y Francisco Casas en el año 1987; en plena dictadura militar.
Tratar de encasillar a las Yeguas dentro de alguna “tradición” artística es, francamente, una boludez. La grandeza de las Yeguas del Apocalipsis reside precisamente en romper todos los moldes. Quizás como un primer acercamiento para entender su obra, es importante tratar de visualizar la totalidad de vasos comunicantes entre acción artística, posicionamiento estético -político y justa distancia (y critica) de los circuitos oficiales del arte y la cultura.
El transitar de las Yeguas del Apocalipsis tuvo más que ver con la apropiación de lugares alternativos y el espacio público, ámbitos lógicos y naturales para sus intervenciones. Este colectivo encaja perfectamente en el accionar cultural no oficial. Sí, pero también encaja sin dudas en el campo del accionar político en contra de la dictadura de Augusto Pinochet. No se puede divorciar una cosa de la otra, así que a los amantes del arte aséptico, les recomendamos que dejen de leer ya esta nota y vayan a manguear un hueso al municipio. Acá se está hablando de dignidad artística y humana.
Sigamos.
Sintetizar el trabajo de la dupla Casas-Lemebel resulta una tarea algo compleja: es un coctel explosivo donde conviven la escena punk Chilena, el ámbito artístico intelectual, pintores, poetas, fotógrafos con organismos de derechos humanos, izquierda y militancia homosexual. Todo esto en la etapa de “la transición“ a la democracia durante la dictadura más larga de América Latina. No es poco y, sobre todo, no es fácil.
Obviamente la obra de Pedro Lemebel no la podemos solamente circunscribirla a su trabajo con las Yeguas del Apocalipsis. Digamos que es parte de un todo aún más grande, con más matices. También era escritor, cronista, actor, militante y activista.
Pedro representaba ese cruce entre las luchas de clases y la defensa de los más oprimidos.
Creo que es una de las definiciones más justas y claras que encontré para entender la figura de Pedro Lemebel. Solo resta seguir acercándose a sus textos, a su obra, a los muchos documentales que podemos encontrar en Youtube y adentrarnos sin miedo en todo su trabajo; en todo su universo.
En una entrevista del año 2012 decía:
-Hice de todo, pero para puta no me veo…porque no me da el cuerpo, pero mi oficio es el de escribir, en el género de la crónica…que es donde más me ha resultado esta pirotecnia de la letra…creo que tiene que ver con una forma de contar…directo …distinta, donde puede estar incluida la música popular, donde puede estar incluida la biografía y por supuesto lo político y hasta el panfleto.
Pedro Lemebel: un artista comprometido con su tiempo, una figura irrepetible y sin dudas un artista del Pueblo.
Manifiesto (hablo por mi diferencia)
Por Pedro Lemebel. Este texto fue leído como intervención en un acto político de la izquierda en septiembre de 1986, en Santiago de Chile.
No soy Pasolini pidiendo explicaciones No soy Ginsberg expulsado de Cuba No soy un marica disfrazado de poeta No necesito disfraz Aquí está mi cara Hablo por mi diferencia Defiendo lo que soy Y no soy tan raro Me apesta la injusticia Y sospecho de esta cueca democrática Pero no me hable del proletariado Porque ser pobre y maricón es peor Hay que ser ácido para soportarlo Es darle un rodeo a los machitos de la esquina Es un padre que te odia Porque al hijo se le dobla la patita Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro Envejecidas de limpieza Acunándote de enfermo Por malas costumbres Por mala suerte Como la dictadura Peor que la dictadura Porque la dictadura pasa Y viene la democracia Y detrasito el socialismo ¿Y entonces? ¿Qué harán con nosotros compañero? ¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos con destino a un sidario cubano? Nos meterán en algún tren de ninguna parte Como en el barco del general Ibáñez Donde aprendimos a nadar Pero ninguno llegó a la costa Por eso Valparaíso apagó sus luces rojas Por eso las casas de caramba Le brindaron una lágrima negra A los colizas comidos por las jaibas Ese año que la Comisión de Derechos Humanos no recuerda Por eso compañero le pregunto ¿Existe aún el tren siberiano de la propaganda reaccionaria? Ese tren que pasa por sus pupilas Cuando mi voz se pone demasiado dulce ¿Y usted? ¿Qué hará con ese recuerdo de niños Pajeándonos y otras cosas En las vacaciones de Cartagena? ¿El futuro será en blanco y negro? ¿El tiempo en noche y día laboral sin ambigüedades? ¿No habrá un maricón en alguna esquina desequilibrando el futuro de su hombre nuevo? ¿Van a dejarnos bordar de pájaros las banderas de la patria libre? El fusil se lo dejo a usted Que tiene la sangre fría Y no es miedo El miedo se me fue pasando De atajar cuchillos En los sótanos sexuales donde anduve Y no se sienta agredido Si le hablo de estas cosas Y le miro el bulto No soy hipócrita ¿Acaso las tetas de una mujer no lo hacen bajar la vista? ¿No cree usted que solos en la sierra algo se nos iba a ocurrir? Aunque después me odie Por corromper su moral revolucionaria ¿Tiene miedo que se homosexualice la vida? Y no hablo de meterlo y sacarlo Y sacarlo y meterlo solamente Hablo de ternura compañero Usted no sabe Cómo cuesta encontrar el amor En estas condiciones Usted no sabe Qué es cargar con esta lepra La gente guarda las distancias La gente comprende y dice: Es marica pero escribe bien Es marica pero es buen amigo Súper-buena-onda Yo no soy buena onda Yo acepto al mundo Sin pedirle esa buena onda Pero igual se ríen Tengo cicatrices de risas en la espalda Usted cree que pienso con el poto Y que al primer parrillazo de la CNI Lo iba a soltar todo No sabe que la hombría Nunca la aprendí en los cuarteles Mi hombría me la enseñó la noche Detrás de un poste Esa hombría de la que usted se jacta Se la metieron en el regimiento Un milico asesino De esos que aún están en el poder Mi hombría no la recibí del partido Porque me rechazaron con risitas Muchas veces Mi hombría la aprendí participando En la dura de esos años Y se rieron de mi voz amariconada Gritando: Y va a caer, y va a caer Y aunque usted grita como hombre No ha conseguido que se vaya Mi hombría fue la mordaza No fue ir al estadio Y agarrarme a combos por el Colo Colo El fútbol es otra homosexualidad tapada Como el box, la política y el vino Mi hombría fue morderme las burlas Comer rabia para no matar a todo el mundo Mi hombría es aceptarme diferente Ser cobarde es mucho más duro Yo no pongo la otra mejilla Pongo el culo compañero Y ésa es mi venganza Mi hombría espera paciente Que los machos se hagan viejos Porque a esta altura del partido La izquierda tranza su culo lacio En el parlamento Mi hombría fue difícil Por eso a este tren no me subo Sin saber dónde va Yo no voy a cambiar por el marxismo Que me rechazó tantas veces No necesito cambiar Soy más subversivo que usted No voy a cambiar solamente Porque los pobres y los ricos A otro perro con ese hueso Tampoco porque el capitalismo es injusto En Nueva York los maricas se besan en la calle Pero esa parte se la dejo a usted Que tanto le interesa Que la revolución no se pudra del todo A usted le doy este mensaje Y no es por mí Yo estoy viejo Y su utopía es para las generaciones futuras Hay tantos niños que van a nacer Con una alíta rota Y yo quiero que vuelen compañero Que su revolución Les dé un pedazo de cielo rojo Para que puedan volar.
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