Petrus Romanus
- lacloacawebzine
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Murió el Papa, el Papa Francisco.
Tal vez la figura más importante del mundo, el líder espiritual de más 1.400 millones de personas, y una indiscutible figura política ante cuya investidura todos los líderes mundiales deben mostrar respeto.
¿Por qué esta introducción? Porque lo primero que hay que señalar es el contexto y la dimensión (otra vez) espiritual y política de su figura. Esto que señalamos y que parece obvio, no lo es tanto: partamos de que en estas épocas de hipervelocidad y ritmo de redes, todos se abalanzaron a emitir su opinión; en plena pandemia de narcicismo comunicacional rápidamente aparece la necesidad de “decir algo” al respecto, hacer el posteo adecuado para la ocasión.
Y ojo, banco fuerte a mi Tía Irma que maneja el Feibu hace 6 meses y llena de cosas religiosas su muro y está triste por la partida del Sumo Pontífice. Lo que en principio resulta más irritante es cuando gente más leída, mas formada, con un pensamiento más elaborado que mi Tía Irma pisa el palito y cae en el berrinche adolescente: a esta altura del partido todos sabemos que la iglesia es una de las instituciones más rancias que existen; sin embargo no deja de generar cierto escozor ver las elaboraciones teóricas de cierta intelectualidad de cabotaje que se abalanza a decir lo suyo, que la mayoría de las veces es infantil y zonzo.
Lo que está bien a los 16 años a los 40 resulta, al menos, preocupante. Desconocer una institución que tiene 2000 años en el ejercicio del Poder es francamente infantil.
Obviamente resulta más tranquilizador salir a decir cualquier burrada, y quedar como el rebelde de la cuadra… y, por supuesto, mofarse de mi Tía Irma.
Que quede claro: esta pequeña reflexión es un puntapié para tratar de pensar algo que nos excede por mucho, partiendo que la Iglesia es una institución que se ha mantenido firme (nos guste o no) a cambios de épocas, revoluciones, guerras y todo hecho trascedente durante –reiteramos- dos milenios; y que pensarla como un todo es el inicio de un mal análisis. Como en cualquier institución, en su interior conviven fuerzas contrarias, ideas opuestas y posicionamientos antagónicos.
Otra vez: que quede claro, acá no estamos reflexionando sobre lo que
YO
YO
YO
YO
Yo pienso, se trata de entender la dimensión espiritual y política del asunto. Partiendo de la asunción de que la Iglesia Católica no piensa a corto plazo, define su política en décadas, cada Papa es un eslabón de esa planificación más general que orienta a poco más de 1400 millones de personas, incluidos gobiernos e instituciones.
Teniendo en cuenta ese cuadro y esos números, es cuando empieza a desdibujarse el posteo de Raúl de Claypole, que frente al deceso de Francisco raudamente publica que “La única iglesia que ilumina es la que arde”, si Raúl…, muy bonito… ya te vimos, sin dudas tiembla el Vaticano y 1400 millones de personas ponen en duda su Fe gracias a tu posteo….
¡Bien hecho Raúl! Y no miremos para otro lado, todos tenemos un Raúl de contacto.

En fin, para no ser redundantes hay que pensar los engranajes que se movieron para que llegue al trono de Pedro un cura argentino, latinoamericano (hecho inédito en 2000 años de historia). Pensar a Francisco es pensar primero a Benedicto XVI y su rol.
Obviamente, Raúl de Claypole se va a quedar con su pasado en las juventudes Hitlerianas. Sí Raúl, pero no ves que en la planificación eclesiástica, Joseph Ratzinger fue un enorme diplomático que fue reabsorbiendo las ramas más conservadoras del catolicismo que estaban en profunda tensión y cerca de un cisma.
En criollo: puertas para adentro acomodó el asunto, y dejo listo el camino para que puertas para afuera se empezara a mostrar otra cara de la Iglesia, pretender que una institución casi dinosáurica cambie de un día para el otro es al menos ingenuo. En ese cuadro de pequeños (enormes) cambios es cuando transcurre el Papado de Francisco.
Una figura que puso el ejemplo en muchos aspectos, que hizo de la sencillez su bandera y puso sobre la mesa tantísimas cosas. ¿Fue tibio? ¿Le falto profundización? ¿Fue una expresión que trato de lavarle la cara a la iglesia? Puede ser, pero volvemos al punto anterior: los Raúles de la vida exigen lo que no le exigen a su orga de 30 personas y en la cual hay tres violines, cinco merqueros (que con la de los compañeros compran fafafa) y dos que cagan a palos a su jermu…en fin: “ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”.
Sin dudas y antes que salte algún lecheseca, acá no se está comparando, no se está mirando para otro lado y podemos quedarnos horas analizando la barbarie, los errores (y horrores) de la Iglesia, eso es Fácil…tal vez lo difícil es pensarnos, volver a la humildad y entender que muchas veces los valores cristianos están cerca de los valores revolucionarios. La muerte de Francisco y todo lo que se viene ahora nos arrimó a escribir este puñado de ideas, y entender que hay miles de laburantes que sienten con profundo dolor este momento.
En mi caso, no estoy hablando de Fe, aunque a veces envidio un poco a quienes la tienen.
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