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Wos en Racing


Hace unos días, en el Cilindro de Avellaneda, fue el recital de Wos. Por un hecho totalmente azaroso, pasó algo que nadie imaginaba; un integrante del Glorioso Comité Editorial estuvo presente y ante tales circunstancias consideramos, no tan impropio, dejar una crónica sobre el evento:


*


Me escribe un amigo y me dice que tiene dos entradas gratis, que se las dio no sé qué familiar que se dedica a llevar y traer gente.  Se las dio con la condición de ir, que había que sumar gente, y como no sé quién le canceló, me sumé al plan.


Esa misma mañana, luego de trabajar y ya entrado el medio día comienza una sensación fuerte, de esas que surgen del interior de la panza y que es muy difícil de ignorar: la sed. La peligrosa y querida sed; La sed de ser.


En el barrio había un recital grande. Se notaba hace varios días el movimiento de gente y de infraestructura. Incluso esa misma mañana ya se podían ver los micros de los fanáticos de la banda y las primeras botellas. Había clima de rock pero era una banda que no hubiera pagado por ver. Aunque, debo confesar, que si conseguía una entrada gratis, de revote, de chiripa.., hubiera ido. Como esto no paso, como no quería pedirle un favor a la barra, porque todo vuelve en la vida, opté por el otro plan; hice bien! Por suerte, se sumó sobre la hora ir y volver en auto.


La verdad que el chabón no me gusta pero había que probar. Solo conozco el tema que pasaban del mundial y unos pocos días antes, el algoritmo me sorprendió con el tema que canta con el ex vocalista de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Cómo quería hacer algo, y los recitales son pequeños gustos que me doy en estos momentos de mí vida, fui. Además, para no ser un ortiva o un viejo quejoso. También para tener más argumentos para opinar.


El tipo debe tener su encanto. Tiene su carisma. Se junta con gente de varias generaciones. Estuvo el trapero Catriel (no el excelente batero de Divididos), que si se sienta al lado mío no sé quién es. Pero como lo nombraron, lo puedo contar; a diferencia de otro que no sé quién era. También subió Natalia Lafourcade, que cómo todo mexicano/a es petisa, esta parte parecía algo más de la discográfica o algo así. Una onda distinta al del recital, medio forzado. Después hubo un video del Indio y otro de Mollo. Raro. Después amplío.


Woz canta con una voz latina que si no conoces el tema es muy difícil entender, sumado al siempre problema del sonido en los estadios. Su voz fuera de eso, es muy distinta. Su tono también. Sera por cuestiones de imitar/copiar, conscientemente o no, lo que viene de afuera. Quizá para ganar esos mercados y la necesidad de homogenizarse con la pata latina del continente más cerca al imperio. Quizá porqué pintó. Quizá todo. Quizá nada. Hay que destacar que los temas que parecían nuevos, en la pantalla ponían la letra y que pronunciaba distinto. Modulaba.



Me llamaron la atención dos cosas. 1) la trasmisión en vivo del recital mientras era el propio recital. 2) los cambios en el escenario.


En relación al primero, había una pantalla gigante arriba del escenario que pasaba el recital como si el mismo fuera en otro lugar. Hace muchos años que cada vez más las pantallas remplazan a la escenografía. Más allá de esta cuestión, que merece un análisis en sí mismo, al igual que la pérdida del arte de la entrada,  la novedad era que te pasaban un DVD o como se dice ahora, un streaming. La pantalla era parte del show. No eran tomas de los músicos, del arte del disco, de la imagen del cantante, etc. Era la televisación/trasmisión del evento. Llegando al absurdo de que, sobre todo en los primeros temas, el artista le cantaba a la cámara y no al público. Incluso la cámara en muchas oportunidades se ponía entre el público y el intérprete, tapándolo por completo. Repito: Siempre existió el guiñarle el ojo a la cámara, el posar, el acercase a otro músico, el hacerse el lindo, etc. Pero nunca había visto este extremo.


Sobre el segundo, era raro que el cantante arranque el recital solo en el escenario, el cual estaba completamente vacío. No había nada ni nadie. Después de uno o dos temas, suben la bajista y la guitarrista (si, dos pibas). Después traen sobre unas plataformas con ruedas al resto de la banda y sus instrumentos: un percusionista, un batero, un teclado, vientos y quizá algo más que no recuerdo. Más allá que su participación en algunos temas es nula y en otros bastante (que para mí fueron los más interesantes y quizá implique un crecimiento-búsqueda de wosito) llamaba la atención como se iba modificando el escenario. De estar vacío a lleno. De que queden la mitad de los músicos y que llevaran unas luces para adelante, achicando el escenario a la mitad.



Por último señalar que jamás había visto que un tema que se canta con otro artista, en este caso Ricardo Mollo, que no estaba presente, y que se pase la parte que éste canta en una grabación. Ya ha habido experiencias locales e internacionales de cantar con hologramas pero esto es distinto. Hasta donde sabía, el artista principal cantaba su parte y la otra un invitado, o el público o se hacía silencio. No alguien que aprieta play atrás del escenario. Sumado a que su imagen, con tono psicodélico, apareció en la pantalla gigante. Lo mismo con el Indio. Pero como el Indio es, como mínimo y de modo elegante, excéntrico, no llama la atención. Dato de color, el único momento en que la pantalla no apareció nada, fue la primera vez que sonó su voz. Todo negro, oscuridad. Un vacío. Después pusieron algunas imágenes. Sin lugar a dudas, las nuevas generaciones tienen una relación distinta con las pantallas y cómo estas sirven para ver al mundo. Así como también con la superposición del mundial material y virtual.


Para cerrar, no es un dato menor destacar el piberío de 7 a 16 años, que estaban con los padres y que se sabían todos los temas. Esto da un mucho menor promedio de edad de los recitales a los que suelo ir. Mucho menor aún, el promedio del olor a culo. Por suerte, parrillas y birra sigue habiendo. En fin. Raro. No creo que vaya a verlo en 5 o 10 años. Quizá nunca o quizá el destino me sorprende.


Quedará para otro momento adentrarse en comprender cuanto tiene todo esto de genuino y cuanto hay de la injerencia de las multinacionales, de la dictadura del estilo marcado por los likes y la viralización o cuanto aporta esto a la industria del descarte. Algún día lo intentaremos pensar….


Le doy 2/5 Gamarra.

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1 comentario


cumpaceronueve
06 jun

Aquí el Gaucho Sónico reportandose. Excelente reseña, sobre todo para mí, un dinosaurio que iba a recitales en los 90 y 2000, que hace varios años que no voy a ninguno, y que muy probablemente me hubiesen llamado la atención las mismas cosas. Además ni loco garpo para ir a un recital de este flaco sólo para hacer una exploración antropológica como la que hiciste (quizá si fuera gratis, iría, tal como vos), así que está bueno para aprender y reflexionar. Gracias .

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