Cuando se habla de "Escuela Pincha" (Zubeldía/Bilardo) de lo que se está hablando en realidad es del "Catenaccio". O, por lo menos, la esencia de éste trasplantada a América latina entre los años 60 ́ y 90´; equipos defensivos parados de contra con transiciones rápidas, con mucho trabajo en los movimientos de los jugadores sin la pelota y contraataques precisos y planificados de antemano. Obviamente, con el tiempo esta esencia "Italiana" fue mutando y cada técnico utilizó combinaciones propias. De hecho, la Selección Argentina de Bilardo en el 86 y 90 no jugaba con el clásico "libero" de esta escuela canónica del fútbol moderno.
Empecemos por la pre-historia
Nació como «verrou» (cadena, en francés) inventado por el entrenador Karl Rappan, entrenador de la selección de Suiza en los años 1930 y 1940: Rappan utilizó una figura en la defensa conocida como el «verrouilleur», posicionado justo por delante del arquero. El sistema «verrou» de Rappan, fue usado por primera vez en 1932 cuando era entrenador del Servette, un club bastante patadura de Suiza. El "Catenaccio" fue un estilo de juego creado en Suiza para equipos chicos con pocos jugadores "virtuosos", pero paso rápido a Italia en 1934-38 donde lo popularizó Nereo Rocco de a poco hasta 1964-65cuándo Helenio Herrera(pionero DT argentino) lo volvió mundialmente famoso con el Milán.
¿Fue Zubeldía el primero?
Se puede decir que Zubeldía fue el primero que lo implementa, con algunas variantes, en Estudiantes. Previamente, ahí nomás en el tiempo, algo parecido hacía el Toto Lorenzo; había sido técnico de Gimnasia y Boca, entre otros. Como en la música, no importa quién lo hizo primero, sino quién lo hizo mejor y en el momento justo.
Características
¿Cuáles son las características del "Catenaccio"? La primera es la disposición táctica que le da nombre: "Catenaccio" significa "cerrojo" o "candado"; consistió en el principio en poner un "central" atrás, frente al arquero y detrás del otro central, que cortara la posibilidad de disparo al delantero oponente y estaba generalmente libre para ir a la pelota. De ahí que se denomina a esta posición "Libero"; deformación de "libre". Se jugaba de contra, con un mediocampo de recuperación ultra poblado que hacía las veces de primera línea defensiva, pases largos y con un solo delantero que la peleara arriba. La formación más clásica del Catenaccio fue 1 (libero) 4 (defensa) 4 (volantes) 1 (delantero). Aunque la inicial que dio vida a ésto fue 1-3-3-3 («verrou») de Rappan y Nereo Rocco, el cual fue mucho más defensivo que los posteriores técnicos en implementar este sistema y sus principios.
Derivaciones históricas
Quienes jugaron con este principio estratégico varían, pero hay equipos memorables: Alemania de Franz "El Kaiser" Beckenbauer; el Velez y Boca de Bianchi en algunos pasajes – no en lo táctico, aunque sí en la intención e idea general-; Estudiantes 68 y 82 (este último tenía un mediocampo soñado hoy en día); el Atlético Madrid campeón del Cholo Simeone y sus sucesivas reformulaciones. Paradoja mediante y teniendo en cuenta la definición postulada, que tiene en cuenta más la intención y planificación estratégica que la disposición táctica (“los números de teléfono”, diría Coco Basile), es dable mencionar que incluso el multicampeón River del `86, dirigido por el Bambino Veira, compartía gran parte de los rasgos que hemos descripto anteriormente. Si se lo dicen a un hincha del millo, prepárense para una catarata de improperios, peros y matices: mándelo a mirar videítos; en YouTube hay de todo.
En Italia, dónde "nació", fue furor entre 1950 y 1970 en Milán e Inter; por bastante tiempo era la marca registrada del fútbol italiano, que fue siempre una fábrica de excelentes defensores.
Polémicas filosóficas culorroto del futbol
Nunca fue un fútbol demasiado vistoso, pero muchas veces sí ultra efectivo, y eso le dio valor argumentativo: se podía disputarle a los grandes sin necesidad de gastar una millonada. Para otros, la discusión pasa si el fútbol es un espectáculo deportivo o debe aplicarse una lógica de "productividad".
Por nuestra parte consideramos que está discusión filosófica hace al deporte y choca contra la sociedad capitalista que le dio vida al "Football" como deporte. Por eso todos miramos fulbo y nos contentamos cuando el patadura que juega de 4 pasa con pelota dominada la mitad de cancha, o le rezamos a San Caruso de los humos Lombardi para que ese empate colgado del travesaño desde los 5 minutos nos asegure zafar del infame "promedio".
Imposible sustraerse de los encantos de este -generalmente denominado- antifútbol cuando se es hincha de un equipo en horas bajas, flojo de presupuesto y de plantel; máxime cuando, dadas las circunstancias, el resultado apremia, las mandíbulas bruxan, el asterisco se frunce y se pierden años de vida cada vez que se juega.
Afortunadamente, los debates seguirán en cualquier bar, sobremesa, pausa laboral: y esta identidad, esta escuela, esta adaptación constante que se reactualiza en cada reseteo general del deporte rey, no parece dispuesta a diluirse.
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