Horacio Quiroga (nacido en Salto, Uruguay, el 31 de diciembre de 1878 y fallecido en Buenos Aires, Argentina, el 19 de febrero de 1937), compuso este cuento en 1917, el cual le otorga el nombre a la recopilación realizada por Página 12 en la década del ´80.
El escritor uruguayo, también autor de Cuentos de la Selva – su obra más conocida- deja bien en claro cuales era su contexto al escribirlo. Sus condiciones materiales de existencia se encontraban ligadas a la selva, en la provincia de Misiones, donde pergeñó gran parte de su obra. Aunque algunos cuentos son en otras geografías, la idea se mantiene.
Lo notamos de varios modos. Podemos mencionar algunos: los nombres de las plantas y ríos que sólo conoce un lugareño. Así también como con las regiones. Incluso por el cuento que le da el nombre a la compilación, que procede de una antigua leyenda/mito/creencia/realidad de la región.
En los distintos relatos (“El Simún”, “El mármol inútil”, “Gloria tropical”, El yaciyateré”, “Los fabricantes de carbón” y “En la Noche”) se puede observar la gran importancia otorgada por el autor a crear un contexto, un lugar concreto donde se desenvuelve la historia. En este sentido, los personajes se encuentran condicionados en su accionar por su alrededor. El lugar donde se desarrolla, lejos se encuentra de ser un paisaje o una escenografía decorativa. En este sentido se puede ver a los personajes en distintas geografías y climas: el desierto, el bosque, el río, la selva, el calor, el frío y la lluvia. También podemos observar las consecuencias en sus psiquis: siempre emergen, con distintos tonos, la locura, la enfermedad, la angustia, la paciencia, el amor y la reflexión ... por mencionar algunas.
Es interesante como Quiroga plantea la vida y la muerte como dos caras de la misma moneda, como dos momentos distintos en la naturaleza. Muy lejos se encuentra de la visión trágica y romántica del catolicismo. Ocurre, es así. Incluso corresponde morir. Resumiendo:es la cadena alimenticia. Sin embargo, cuando la vida y la muerte aparecen como cuestiones relacionadas con las personas y no como una cuestión entre humanos y animales o solo entre estos, cambia el punto del relato. En este caso, se relaciona con la miseria, el aislamiento y la precariedad de las condiciones de vida. Igualmente, lo más interesante es la relación conflictiva, oscura, muchas veces trágica-violenta entre el ser humano y la naturaleza. La incapacidad del primero para controlarla. La no voluntad de rendirse ni resignarse de la segunda.
A partir de la lectura, pueden surgir algunas preguntas interesantes, más aún en medio de una pandemia: ¿cuál es la relación entre el ser humano y la naturaleza? ¿el ser humano es parte de la naturaleza o su dueño?,¿Cuál es el límite entre modificar la naturaleza para vivir y destrozarla? ¿todos tenemos el mismo nivel de responsabilidad en su destrucción y contaminación?
Las fotos y videos de animales y plantas en los lugares que nunca se los había visto, la disminución del smog,etc ¿fue por tantos años tomando fernet sin pajita, reciclando papel y cartón en nuestras casas o por la paralización momentánea, pasajera, de las fábricas del mundo ? La obtención de ganancia, ¿se encuentra por encima del cambio climático y de la vida del planeta? Preguntas y más preguntas para hacerse, pensar, responder, hacer, avanzar y volver a preguntarse sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza en pleno Siglo XXI.
¡A leer!
Comments