La novela escrita por Karl Marx fue publicada por primera vez por la Fundación Rosa Luxemburgo hace unos pocos años. La misma, con sede en Berlín, tiene los originales que habían sido guardados celosamente por Federico Engels, ya que consideraba que iban a ser utilizados por sus enemigos políticos para atacar su obra. Sin embargo, son una bendición.
Escrita en alemán, por fin traducida gracias al gran trabajo de Miguel Vedda, llegará a nuestro país en breve. Incluso, algunas editoriales, afirman que será para mediados del año entrante. Por suerte, las versiones en ruso, inglés y francés ya están circulando de manera digital.[1]
La trama de la novela, por ser sencilla, no deja de ser interesante. Es la vida de una pequeña comunidad rural que sufre la expropiación de sus tierras y el cercamiento de los bosques comunales. Vemos como este proceso les afecta de manera distinta, pero no antagónica, a los distintos integrantes de la comunidad y la necesidad de ser solidarios entre ellos para enfrentar esté naciente proceso de acumulación. La familia Charlton y la familia Keane, son los principales personajes de la historia. También se destacan algunos de sus integrantes, como Boby, Roy, Emily y John.
Los ricos e informales diálogos entre los campesinos, nos muestras sus dudas, miedos y miserias con las que vivían (aunque siempre hay lugar para el humor y la ironía). El problema de la alimentación de sus familias, se expresa de un modo muy claro. También varias cuestiones que estaban cambiando pero que los personajes no llegan a entenderlo del todo, como el tener que trabar por un sueldo, la unificación de los territorios, y la homogenización del lenguaje. En paralelo, podemos conocer este proceso desde el lado opuesto. Las discusiones, entre los futuros dueños de las tierras y del bosque, de cuál es el mejor modo de apropiárselo, de cómo cercarlos para poder controlas el tránsito de personas, animales y mercancías. Así como también, el goce de su incipiente riqueza.
Todos aquellos y aquellas que hayamos leído cualquier cosa escrita por Carlitos, sabemos su gran capacidad de explicación y de descripción de procesos sociales. En esta oportunidad, esa gran habilidad es utilizada para escenificarnos tanto la siembra como el cultivo de la tierra. Haciendo mucho hincapié en las herramientas utilizadas y las técnicas para llevar adelante los distintos procesos de trabajo. La recolección de madera, llevada adelante tanto por las mujeres como por los hombres de la comunidad, es poesía pura. La descripción de las viviendas, son un lujo. Lejos de los procesos de urbanización actuales, las ubicaciones de las casas se relacionan con los recursos naturales. Principalmente, el agua y las tierras fértiles. Entre líneas, se observa el comienzo de la migración del campo a la ciudad.
Hasta la cuestión gastronómica aparece en la novela. Casi sin darnos cuenta, podemos aprender gastronomía alemana, inglesa y francesa de aquellos años. Casualmente, o no, menciona recetas de una gran cantidad de los países en los que vivió Marx con su familia, en sus obligados y constantes exilios a manos de las burguesías autóctonas.
El debate teórico, no podía estar ausente. En esta oportunidad, no es en la novela, sino en sus interpretaciones. Según las notas publicadas por A. Ferguson en la New Left Review, la novela busca complementarse con el famoso capítulo XXIV de El Capital, sobre la acumulación originaria. Este planteo, choca con el de A. Sherrer, que lo relaciona con el fetichismo de la mercancía. Sin embargo desde el Comité Editorial de La Cloaca, consideramos que la novela busca reflejar distintos momentos de su principal libro. Incluso, también de otros, como el Manifiesto Comunista y La Idolología Alemana. A El Capital, al igual que todas sus obras, hay que entenderlos como una totalidad, no como una suma de capítulos por separado.
Por último, tanto en Tele Sur como en RT, informan que se está haciendo una adaptación para lograr “la teatralización de la acumulación originaria y el nacimiento de la propiedad privada” a partir de la novela. La misma se lleva a cabo por el Instituto Cubano de las Artes, con la colaboración de varios organismos internacionales, y se espera estrenar en el Teatro Karl Marx de La Habana el año próximo (si la situación sanitaria no vuelve a estallar en la isla).
Esperemos que pronto llegue a estas tierras. La vamos a estar esperando. De lo que estamos seguros, es que no va a figurar en ninguna cartelera de la Avenida Corrientes.
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[1] El tema de las traducciones, es siempre complicado. Más aún cuando no es una lengua latina. Como siempre, recomendamos leerla en su idioma original. “Cada idioma es una forma de sentir el universo”, decía Borges.
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